MADRID - En menos de una semana en funcionamiento Meritxell Batet y Josep Borrell, dos de los ministros que más directamente van a vigilar la cuestión de Catalunya, han dejado claro los roles que van a encarnar, por otra parte más que previsibles. La ministra de Administración Territorial y Función Pública hará de poli bueno. Tratará de apaciguar los ánimos y de avivar el diálogo con la Generalitat para llevar el debate por la senda del desarrollo estatutario. Al ministro de Exteriores, por su parte, no le ha faltado tiempo para ponerse el traje de poli malo y en su primera entrevista televisiva ya ha conseguido enervar a todo el soberanismo catalán tras declarar que Catalunya se encuentra al borde de la “confrontación civil”.

Tras alentar el pasado sábado la posibilidad de una reforma constitucional para resolver la crisis catalana, Batet no ha tardado ni dos días en poner el límite de esa reforma y echar por tierra las esperanzas de quienes pudieron ver en sus palabras un cambio real que abriera una nueva expectativa para Catalunya. La ministra aseguró ayer que introducir el derecho a decidir en una propuesta de reforma constitucional no entra en los planes del Ejecutivo de Sánchez: “No contemplamos esa posibilidad como no la contemplan la mayoría de las constituciones del mundo”, zanjó.

En una entrevista en RNE, Batet defendió una reforma constitucional fraguada en el Congreso de los Diputados que analiza el modelo territorial, un espacio donde a su juicio, es “importante que comparezcan expertos” para hacer un “análisis serio y riguroso” de la situación y que exista “voluntad de los partidos” porque “sin consenso no se va a reformar nada”.

A su juicio, la reforma es necesaria porque “la crisis territorial no ha hecho más que crecer” en los últimos años, “en gran medida porque el Gobierno de España negó la existencia de la crisis y la posibilidad de buscar soluciones o hacer política”. Considera que esta comisión parlamentaria necesita ser activada y necesita de la participación de todas las fuerzas políticas. “Hay muchos grupos parlamentarios que no están y urge que vayan, participen activamente”, subrayó, al tiempo que alertó de que “sin consensos” el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez no va a reformar “nada”. Por todo ello señaló la necesidad de acometer dicha reforma siempre y cuando haya “un consenso transversal, al menos el mismo consenso que hubo en 1978”.

Preguntada por los artículos del Estatut de Catalunya tumbados en su día por el Tribunal Constitucional y que se podrían recuperar, Batet señaló aquellos que fueron declarados inconstitucionales “no por el contenido sino porque el Estatuto no era la norma adecuada para regular la materia”. “Ahí hay margen para trabajar”, apostilló.

Las palabras de Batet no satisfacen los deseos de los soberanistas catalanes pero al menos abren una posibilidad de diálogo entre las partes. Todo lo contrario que las manifestaciones de Borrell, que advirtió del riesgo de un enfrentamiento civil en Catalunya y que han provocado sarpullidos en el soberanismo. La portavoz del PDeCAT, Maria Senserrich, calificó las palabras del ministro como “una mentira muy grande, una aberración, e indigno de un ministro” y subrayó que tanto el conjunto de Catalunya como el independententista son pacíficos. “Siempre nos encontrarán en la mesa de diálogo; pero ante la mentira, la aberración y la indignidad de un ministro como el ministro Borrell no nos encontrarán”, señaló. La portavoz de ERC, Marta Vilalta, tachó de mentira las afirmaciones del ministro y le replicó que “no está participando en un acto de Sociedad Civil Catalana ni es ministro de Propaganda, sino ministro de Exteriores”.

La consellera de Presidencia, Elsa Artadi, pidió al ministro que matice sus palabras “que no dejan de ser mentira”. “No sé si es porque Borrell pasa poco tiempo en Catalunya o porque hay una voluntad de dar una imagen exterior que no se corresponde con la realidad”, explicó.