madrid - Terminados los abrazos y los protocolos, el contador de la era de Pedro Sánchez empieza a rodar. Desde la moción de censura que terminó de manera inesperada desalojando a Mariano Rajoy de La Moncloa, el nuevo presidente del Gobierno español ha vivido sumido en una vorágine de acontecimientos y de nombramientos que terminó ayer con la toma de posesión de las carteras de ministra y ministro en el Palacio del Pardo.
El golpe de efecto con la selección compuesta por Sánchez y por su alineación feminista se esfuma tan rápido como la necesidad de ponerse a gobernar, una tarea que precisa de un proyecto y un programa que todavía Sánchez no ha diseñado, al margen de algunas declaraciones genéricas de intenciones. En su puesta de largo, algunos de los ministros dejaron entrever sus retos para un mandato incierto cuya fecha de caducidad está en el aire ya que dependerá de su capacidad y solvencia en el gobierno y, sobre todo, de su capacidad para lograr en las sucesivas votaciones la mayoría cosechada en la moción de censura.
reforma laboral Los nuevos ministros apuntan a la derogación de la reforma laboral, la igualdad y a la moderación del debate territorial como algunos de los ejes prioritarios de actuación del nuevo Gobierno. La ministra de Trabajo y Seguridad Social, Magdalena Valerio, apuntó ayer a un “proceso legislativo largo” que debe llevar a un “replanteamiento de la reforma laboral” que incorpore mejores salarios, e igualdad de salarios entre hombres y mujeres.
Según señaló, el método a seguir va a ser “diálogo social y diálogo político”. y volver a la legislación anterior, pero lo va a tener difícil porque las empresas consideran que esta es la obra más importante del Gobierno de Rajoy. A estas alturas, eliminar los cambios que introdujeron los populares no es sencillo, pero Unidos Podemos ya está presionando a Sánchez para la derogación completa.
pensiones No será el único frente abierto de la titular de Trabajo, ya que además está llamada a culminar la negociación de la reforma con más calado social que hay sobre la mesa, la de las pensiones. Sobre sus espaldas recae la responsabilidad de garantizar la suficiencia de las pensiones y el poder adquisitivo de los mayores y en cierta medida tiene en su mano la decisión sobre qué hacer con el acuerdo entre el PP y PNV para revalorizar las pensiones y eliminar el factor de sostenibilidad.
IGUALDAD Y MACHISMO La llegada de Sánchez a La Moncloa ha multiplicado el número de mujeres en el Gobierno. Son once ministras y seis ministros, lo que abre el debate sobre el nombre del Consejo de Ministros que bien podría ser Consejo de Ministras. Pero al margen de estas disquisiciones sobre el marcado carácter feminista del nuevo ejecutivo, la visión de la igualdad de género va a cobrar un gran protagonismo en la era Sánchez.
La vicepresidenta del Gobierno y ministra de Igualdad, Carmen Calvo, se ha fijado como objetivos “garantizar la seguridad de las mujeres”, luchando para acabar con la violencia machista, y promover “la igualdad de condiciones en el ámbito laboral”. También ha dejado claro que las políticas del nuevo Gobierno se diseñarán siempre teniendo en cuenta la mejora de las condiciones de las mujeres, es decir, de la mitad de la población, “porque de eso depende su libertad”.
modelo territorial/catalunya Sánchez no podrá sustraerse al debate territorial y por ende tampoco a la crisis catalana. Sus intenciones para con la manida reforma constitucional son una incógnita, pero entre tanto tendrá que buscar la manera de contener el fuego de Catalunya, ahora ya sin el viento del artículo 155. En este punto entran en juego dos ministros: Meritxell Batet (Administración Territorial y Función Pública) y Josep Borrell (Asuntos Exteriores).
El veterano político ilerdense se marca como reto contribuir “al reconocimiento” de España que, ha recalcado, “es un gran país”. Borrell, muy activo los últimos meses como ariete contra el independentismo, admitió ayer que “España se enfrenta quizá al mayor problema que puede enfrentar un país, el de la integridad territorial y la UE a una crisis de confianza”.
Por su parte, Batet tratará de atemperar el impulso independentista con un talante diferente al del Gobierno de Rajoy, siempre con el límite de su propuesta federal. Un planteamiento que extenderá al conjunto de las comunidades autónomas, incluida Euskadi, ahora gobernada por el PNV con el PSE como socio de gobierno. “No nos podemos conformar y pensar en España como una yuxtaposición de territorios” señaló.
La toma de posesión de los ministros y el traspaso de carteras dejó ayer momentos llamativos en los que incluso hubo abrazos entre los entrantes y los salientes. Especialmente destacado fue el de Juan Ignacio Zoido y Fernando Grande-Marlaska, flamante nuevo ministro del Interior, una cartera a la que estaba llamada Margarita Robles por su buena reputación como jueza, pero que misteriosamente ha recalado en Defensa.
presos de eta El hasta ahora juez de la Audiencia Nacional, con muchos juicios sobre ETA a sus espaldas, se encargará ahora de la situación de los alrededor de 230 presos de la banda en el Estado español. En su estreno ayer con la cartera no dio pistas sobre sus intenciones.
La composición del Gobierno Sánchez apunta hacia una búsqueda del centro político con cierto rostro social. Es un Ejecutivo que ha llegado para quedarse y aguantar por lo menos hasta otoño de 2019. Pero su giro centrista se compadece con la aritmética parlamentaria que le ha llevado hasta La Moncloa y que se apoya mayormente en los partidos de izquierda.