MADRID - Un diario italiano le acuñó como Il Bello como encabezamiento de su fotografía con sonrisa profident al ser proclamado secretario general en el verano de 2014, bendecido por Susana Díaz con tal de que no ascendiera Eduardo Madina. Luego fue la presidenta andaluza quien le esperó con el cuchillo entre los dientes. “Quiero cambiar el PSOE para cambiar España”, sintetizó con la misma mercadotecnia con la que dio el salto aunque se afanara en definirse como el “candidato de la carretera” al volante de su Peugeot 407 familiar, aunque siempre haya fracasado en las citas electorales pese a impedir el sorpasso de Podemos al PSOE. Y es que Pedro Sánchez Castejón (Madrid, 29-II-1972) sostiene que se mueve tan bien en la calle que si es presidente “ejerceré como si fuera un alcalde”. Por eso llamó “indecente” a Mariano Rajoy al tratar la corrupción, porque “expresé lo que piensan millones de españoles”.
La moción de censura le ha salvado de un escenario donde parecía desaparecido, como cuando tuvo que dimitir el 2 de octubre de 2016 al fracasar sus intentos de convocar primarias y un congreso de forma inmediata tras dos años y tres meses en el cargo, aunque en mayo de 2017 la militancia le restituyó con más de la mitad de los votos frente a Susana Díaz y Patxi López.
Begoña, bilbaína, esposa y madre de Ainhoa y Carlota son el refugio de un Sánchez cuyo perfil es cantera de partido, lógico en alguien que se empapó el bachillerato en el Ramiro de Maeztu, instituto que compartió con Letizia Ortiz, y escuela baloncestística del Estudiantes, donde jugó hasta los 21 años como escolta y se dio al trabajo en equipo. “Aprendí a esforzarme hasta que el árbitro pita el final”. Licenciado en Económicas y Empresariales en la Complutense, se fajó en hacer currículo. “Pedro se escribe, al fin, con P de Presidente”, dice uno de sus grupos oficiales en Facebook. - I. Santamaría