Vitoria - En la búsqueda de un nuevo estatus de autogobierno, los partidos vascos tendrán que abordar un capítulo de gran simbolismo: la denominación de Euskadi como nación, Estado o comunidad foral. En el vigente Estatuto de Gernika, en el artículo 1 del título preliminar, se define actualmente a Euskadi como una comunidad autónoma. También se menciona el término nacionalidad, una de las dos denominaciones clásicas que recoge la Constitución española junto al concepto de región, reservado para las comunidades sin raíces históricas ni sentimiento identitario.
Los partidos buscarán un término acorde con la Euskadi del nuevo estatus y el nuevo paradigma de relaciones con el Estado español. El precedente del Estatut catalán, donde el Tribunal Constitucional aceptó el término nación pero únicamente desde una perspectiva cultural y sin que llevara aparejado el derecho a decidir, ha propiciado que el PSE se abra también a utilizar ese concepto, pero siempre ateniéndose a la jurisprudencia de los magistrados. Ya no es un concepto tabú en Euskadi, aunque cada cual lo entiende a su manera. El PNV y EH Bildu ponen sobre la mesa más nombres relacionados con la foralidad y la estatalidad, y que están basados en los derechos históricos, que abren la vía a una relación singular y diferenciada con Madrid.
El Estatuto establece que “el Pueblo Vasco o Euskal Herria, como expresión de su nacionalidad, y para acceder a su autogobierno, se constituye en comunidad autónoma dentro del Estado español bajo la denominación de Euskadi o País Vasco, de acuerdo con la Constitución y con el presente Estatuto, que es su norma institucional básica”. PNV y EH Bildu se imaginan una Euskadi con el autogobierno blindado y una relación bilateral, en pie de igualdad, con el Estado. La percha jurídica de los jeltzales viene de la mano de los derechos históricos que están recogidos en la propia Constitución española y el Estatuto, y que facultan a Euskadi a actualizar su autogobierno y tener una relación singular con el Estado.
El PNV propone cuatro nombres en su documento, y lo hace por orden alfabético para no expresar ninguna preferencia. El nombre de Euskadi se mantendrá, y se trataría de añadirle un apellido acorde con la naturaleza del sujeto político-jurídico. Proponen bautizar a Euskadi como Comunidad Foral Vasca, para remitir a los derechos históricos y a la foralidad que permiten actualizar el autogobierno por una vía singular y que están reconocidos en la propia Constitución española; Comunidad Nacional Vasca, para poner de relieve el reconocimiento de la nación vasca; Estado Autónomo Vasco, definición utilizada en el proyecto de Estatuto de 1931 y que remite al concepto estatal “propio de los modelos federales o confederales”; o Estado foral, para unir el concepto estatal con la singularidad foral.
EH Bildu plantea rebautizar a la comunidad autónoma como Estado vasco o Comunidad Estatal Vasca. “La estatalidad vasca es una garantía del autogobierno y responde tanto a la foralidad histórica como al más moderno concepto democrático de tipo federal. La denominación de Estado vasco o Comunidad Estatal (soberana) Vasca expresa una cualidad jurídico-política irrenunciable”, dice su propuesta. Añade que, aunque “no corresponde al nuevo estatus de?nir el modelo constitucional español, sería conveniente que el sistema político español adoptara una estructura material o formalmente (con)federal” y “plurinacional” que asumiera el derecho a decidir pactado.
El PSE propone llevar al preámbulo “la pluralidad de identidades y sentimientos que existen en la sociedad vasca, su identificación como nacionalidad/nación (en el marco de la propia jurisprudencia constitucional)”. Se ciñe, de ese modo, a la sentencia de 2010 sobre el Estatut catalán, que restringió el término nación a un enfoque cultural. Además, el tribunal aseguró que, al encontrarse en el preámbulo, carecía de valor jurídico.
Por parte de Elkarrekin Podemos, también se defiende un nuevo Estatuto que recoja el “carácter nacional de Euskadi”, pero “sin implicar una soberanía diferenciada”. A simple vista, su tesis se sitúa en la misma longitud de onda que el planteamiento socialista sobre la soberanía única del Estado español, pero la coalición de izquierdas sí propone pactar el derecho a decidir con Madrid con una ley de claridad similar a la canadiense. Los partidos retomarán el debate del estatus en una nueva reunión el miércoles en la Ponencia de Autogobierno del Parlamento Vasco.
El PNV propone: Comunidad Foral Vasca (remite a los derechos históricos y a la foralidad), Comunidad Nacional Vasca (pone de relieve el reconocimiento de la nación vasca), Estado Autónomo Vasco (utilizado en el proyecto de Estatuto de 1931 y guiño al modelo confederal) y Estado foral (une el concepto estatal con el foral).
EH Bildu propone que la comunidad autónoma pase a denominarse Estado vasco o Comunidad Estatal Vasca. Defiende que la estatalidad vasca es garantía de autogobierno y responde tanto a la foralidad histórica como al más moderno concepto democrático de tipo federal. Pide una relación en pie de igualdad con Madrid.
Elkarrekin Podemos defiende un nuevo estatus con un “carácter fuertemente político” que reconozca el carácter nacional de Euskadi, pero sin que ello implique una “soberanía diferenciada”. En cualquier caso, defiende una ley de claridad similar a la canadiense para que los vascos puedan expresarse.
El PSE propone llevar al preámbulo del proyecto la pluralidad de identidades en la sociedad vasca, y su identificación como nacionalidad/nación en el marco de las sentencias del Tribunal Constitucional. Ese tope implica que el concepto de nación sea cultural, sin que Euskadi sea un sujeto político ni se constituya en Estado.