Faltan menos de tres horas para que Nou Barris acoja el último gran acto de la campaña con la que Ciudadanos quiere alcanzar el Palau de la Generalitat y la carpa hinchable que la candidatura de Inés Arrimadas ha instalado en la plaza Universitat de Barcelona está abierta. El parlamentario barcelonés Carlos Carrizosa apura una foto en el interior con otros tres miembros de la formación naranja, entre los que se encuentra el edil de la ciudad condal Koldo Blanco, bilbaino de nacimiento. Dos azafatas atienden a los electores que entran a la instalación. A esta hora de la tarde son pocos.

Fuera esperan dos responsables de seguridad (también hay varias cámaras de videovigilancia) y dos periodistas de la RAI italiana que han puesto su foco en la formación naranja. C’s llega con opciones de victoria demoscópicas a la recta final de la campaña y esta zona de la capital catalana se ha convertido en un punto neurálgico para la formación que preside Albert Rivera.

También para los demás. La instalación de este “espacio ciudadano”, autorizada por la Junta Electoral y sin pago al Consistorio por ocupación pública, tuvo lugar a comienzos de mes y salvo un día, iba a estar abierto hasta ayer. El Ayuntamiento de Barcelona mostró su “preocupación” por permitir que una formación monopolizara un espacio tan céntrico con una carpa de diez metros de largo y cinco de ancho. Dentro, se asegura que la campaña ha ido “perfectamente”. Para cualquier otra explicación instan a acudir al departamento de Prensa de la formación. Ya solo se piensa en el acto final.

La última petición de voto explícita que reunirá entre otros a Carrizosa -que se marcha preguntando a algunos de los presentes si “luego nos vemos”-, a Rivera y a la propia Arrimadas (Jerez de la Frontera, 1981), que puede suceder a Carles Puigdemont si el voto indeciso del ámbito constitucionalista opta por C’s. Con la jefatura de la oposición como campamento base de una legislatura muy movida, a la formación le conviene la polarización. La busca: el cartel electoral confronta y avisa a los partidarios del 1-O: “Ara sí votarem”. Ahora sí votaremos.

Con el PP que activó el artículo 155 lejos en las encuestas, C’s comparte parte del caladero con el PSC. Basta entrar desde Hospitalet del Llobregat a Barcelona. Los rostros de Arrimadas y Miquel Iceta monopolizan las farolas. Y con palabras parecidas. El PSC, sin evocar el 1-O, también propone “solucions. Ara, Iceta”. Arrimadas, lo hizo en el debate de LaSexta, trata de remarcar las políticas sociales para acercar a C’s al liderato electoral que la mejor encuesta le prevé en 36 escaños. La peor, en 26.

Catalunya vive mañana sus quintas autonómicas en once años. Las quintas de C’s, que debutó en 2006 con tres parlamentarios. Nueve años después, la unión de lo que quedaba de Convergència y ERC, y la de ICV en CSQP, más las caídas de PSC y PP llevó a C’s a los 25 escaños y 736.000 votos. Segunda fuerza desde la que quiere alcanzar la victoria. A horas de cerrar la campaña, cargos y afiliados se preparan, camino de las 17.00 horas, para ese último mitin con elempujar a Arrimadas a la Generalitat. Quién sabe si, con el mismo movimiento, apuntalar a Rivera en Madrid. Y, de paso, deshinchar la gran carpa naranja.