madrid - La aplicación dura del artículo 155 de la Constitución española para barrer al Govern catalán en pleno y controlar el Parlament ha suscitado dudas de legitimidad por deponer a unas instituciones democráticamente elegidas en las urnas, y también está tensionando la relación entre el PSOE y los socialistas catalanes, que esperaban una aplicación mucho más asumible y discreta del precepto constitucional. En ese contexto, Mariano Rajoy no ha revelado hasta la fecha si pretende activar un gobierno paralelo, una decisión que agravaría la controversia. El sábado eludió dar más detalles, pero apuntó a que, de momento, la solución natural pasaría por que los ministerios se hagan cargo de las consellerias de su ramo. En cualquier caso, no se descarta que active un órgano colegiado. En una u otra hipótesis, Rajoy sí quiere designar a uno o varios coordinadores de los trabajos que hagan seguimiento diario de lo que sucede en la administración catalana.
Los llamados a desempeñar esa función son la vicepresidenta española, Soraya Sáenz de Santamaría, y el delegado del Gobierno español en Catalunya, Enric Millo, que actuaría como enlace sobre el terreno. Sáenz de Santamaría es la ministra que designó Rajoy para ocuparse de las relaciones con las comunidades autónomas, y tenía como misión reconstruir la relación con el PNV, así como propiciar una salida dialogada al contencioso catalán. En Catalunya, logró abrir un canal de interlocución con el vicepresident Junqueras para abordar asuntos económicos. Paradójicamente, ahora será la encargada de dirigir la voladura del autogobierno catalán desde el Ministerio de Administraciones Territoriales. La vicepresidenta ha desempeñado un papel central a la hora de definir el alcance del artículo 155 con su equipo de subsecretarios.
Millo también estaba llamado a abrir una etapa de diálogo en Catalunya en sustitución de Llanos de Luna. El delegado del Gobierno español era la esperanza blanca del PP. Provenía del mundo nacionalista, fue diputado de CiU entre 1995 y 2003 (como militante de Unió), y alimentó las especulaciones sobre una negociación secreta con Catalunya. No obstante, el día del referéndum le tocó ser el portavoz del Gobierno español para justificar las cargas policiales y tuvo intervenciones muy duras, aunque después se disculpó por lo sucedido. Millo y Sáenz de Santamaría mantienen una relación de estrecha confianza y se han mantenido en contacto constante a lo largo de los últimos meses, de modo que Rajoy puede ver en ellos el tándem perfecto para coordinar la situación.
El Senado votará el viernes las medidas para aplicar el artículo 155, y provocará la destitución del president y todos sus consellers, que dejarán de llevar las riendas de Catalunya el sábado. Para entonces, se prevé que Rajoy haya aclarado ya a quién confía la gestión de la administración catalana. Los funcionarios deberán plegarse a sus instrucciones o se expondrán a responsabilidades penales y patrimoniales.