VITORIA. Barcelona se ha despertado esta mañana en estado de shock por el atentado de ayer y, cuando aún no se había recuperado de la pesadilla que dejó 13 muertos y 88 heridos en la céntrica Rambla de la ciudad, constata un nuevo ataque terrorista, esta vez en Cambrils (Tarragona), con cinco terroristas abatidos.
Cataluña afronta el día después de los atentados yihadistas que ayer golpearon Barcelona y el municipio turístico de Cambrils a la espera de más datos en la investigación policial y en el balance de víctimas, por el momento de 13 muertos, 5 terroristas abatidos y cerca de un centenar de heridos, 88 de ellos en Barcelona.
A las 12.00 horas está previsto un minuto de silencio en la céntrica Plaza de Catalunya, con la presencia del Rey, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el de la Generalitat, Carles Puigdemont, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, así como de autoridades de todos los estamentos oficiales en Cataluña.
También está prevista la presencia de líderes políticos, como el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, y el de Ciudadanos, Albert Rivera.
A primera hora de esta mañana hay prevista una reunión en la Delegación del Gobierno en Cataluña con la presencia de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, el ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, el Delegado del Gobierno, Enric Millo y las fuerzas de seguridad para hacer un seguimiento de lo sucedido en las últimas horas.
Las Cortes Generales, que están en período inhábil por las vacaciones de agosto, han convocado sendas concentraciones que se celebrarán de forma simultánea a la de Barcelona.
La Federación Española de Municipio y Provincias (FEMP), por su parte, ha hecho un llamamiento a todos los ayuntamientos para que convoquen mañana tres minutos de silencio en repulsa por el atentado.
El Gobierno ha decretado tres días de luto oficial en todo el Estado, en los que las banderas españolas ondearán a media asta en todos los edificios oficiales y en todos los buques de la Armada.
También la Generalitat ha decretado tres días de luto oficial, durante los que quedan suspendidos los actos lúdicos en toda Cataluña.
Por su parte, el Ayuntamiento de Barcelona ha convocado un pleno extraordinario a las once de la mañana con motivo del atentado y el Aeropuerto de El Prat ha habilitado dos zonas para atender a los familiares de las víctimas y a aquellos turistas que deseen adelantar la vuelta a sus países de origen.
Las trece víctimas mortales han sido trasladadas al Instituto de Medicina Legal, en la Ciudad de la Justicia, para practicarles las pruebas forenses que permitan su identificación, a la espera también de la llegada de los familiares, que permitirá avanzar en su identificación.
Barcelona, que se fue a dormir en estado de shock por el atentado de La Rambla, se ha levantado con la noticia de un segundo atentado, esta vez en Cambrils (Tarragona), que se ha saldado con cinco terroristas abatidos.
En la ciudad, los cordones de seguridad levantados ayer en el epicentro del atentado han sido levantados y ya se puede circular por La Rambla y sus aledaños, aunque el transporte público en la zona aún está afectado, con dos paradas de metro cerradas y líneas de autobús que han desviado su recorrido.
La circulación, muy complicada hasta altas horas de la madrugada, con colas de hasta más de cuatro horas para recorrer un trayecto que habitualmente se hace en cinco minutos, ha mejorado esta mañana, a pesar de que la policía mantiene algunos controles de seguridad en los accesos de entrada y salida a la capital catalana.
La solidaridad de los ciudadanos, que en la tarde de ayer se tradujo en colas para donar sangre y en iniciativas en las redes sociales para ofrecer alojamiento a los afectados, se ha repetido de madrugada en las rondas de Barcelona y en aquellos puntos en los que miles de conductores se han quedado atrapados en sus coches.
Vecinos de esas zonas se han acercado a las retenciones con botellas de agua y bollería, galletas y tentempiés para ofrecérselos a los conductores atrapados, algunos de los cuales se han quedado tirados en los arcenes al quedarse sin combustible.