bilbao - La relación entre el PNV y la izquierda abertzale podría representarse con un gráfico de dientes de sierra, con momentos álgidos de sintonía seguidos inmediatamente de momentos bajos, tensión política y rivalidad. La relación se encuentra ahora en una de esas fases bajas y los dos partidos están encadenando varios episodios de tensión, en alguna ocasión con las juventudes de Sortu de por medio, con sabotajes incluidos, y provocando el malestar y la contrariedad de los jeltzales. El último hito ha sido el debate sobre el turismo, que ayer mereció una respuesta muy dura del PNV criticando la actitud “irresponsable, demagógica e hipócrita” de Sortu.

En un comunicado remitido a los medios, el parlamentario Luke Uribe-Etxebarria argumentó que la apuesta de su partido siempre ha sido un modelo sostenible, y que todos los pasos se han dado desde el consenso, como sucedió con la Ley de Turismo. Aunque reconoció que “en momentos puntuales” se pueden producir aglomeraciones en las calles y hay que atajar el fenómeno de los pisos turísticos ilegales, puntualizó que no se puede caer en la “exageración”. Por ello, acusó a Sortu de mantener una actitud “irresponsable, demagógica e hipócrita”, consideró “inadmisible” que no rechace con contundencia las pintadas contra los turistas, y le reprochó que avale movilizaciones que, “con los recientes precedentes de la organización convocante, exigimos que no deriven en actuaciones violentas o intimidatorias”. El PNV atribuyó su comportamiento a la necesidad de significarse en la competición entre las fuerzas de izquierda y, sobre todo, al marcaje de Podemos.

La tensión entre ambos se remonta al pacto presupuestario entre el PNV y el Gobierno español de Mariano Rajoy, que permitió a los jeltzales encauzar demandas relacionadas con el Cupo, la Er-tzaintza, el tren de alta velocidad y la factura energética de las empresas. El acuerdo fue duramente criticado por la izquierda abertzale porque, a su juicio, el PNV estaba dando estabilidad a un gobierno salpicado por la corrupción, y las cuestiones acordadas no compensaban los recortes sociales que recogerían las Cuentas. A partir de entonces se desató una campaña de sabotajes a los batzokis, además de un escrache ante Sabin Etxea convocado por Ernai. La polémica fue a más cuando las juventudes de Sortu atacaron la sede de la ejecutiva del PNV en Gipuzkoa, en esa ocasión en protesta por la incineradora. En las últimas horas, también ha habido un cruce de reproches por la política penitenciaria. Tras la muerte del preso Kepa del Hoyo, el lehendakari pidió a Rajoy un cambio de política penitenciaria, pero también reclamó a la izquierda abertzale que reconociera su responsabilidad. La respuesta de Sortu fue acusar al PNV de contribuir a la puesta en marcha de la política de alejamiento de los presos, y de sostener al gobierno que ha “matado” al preso.

La polémica sobre el turismo ha sido el último gran seísmo en esta relación. La izquierda abertzale acusaba el viernes a PNV, PSE y PP de dar alas a un modelo de turismo salvaje y basado en la especulación. Las acusaciones llegaron después de que Ernai convocara una manifestación para el día 17 en Donostia. El PNV ve ahora cómo se rompe un consenso valioso con EH Bildu forjado hace solo un año sobre la Ley de Turismo. La coalición abertzale emitió ayer un comunicado para sumarse a las críticas de Sortu y acusar al alcalde de Donostia, Eneko Goia, de llegar tarde y mal al debate y no tomar medidas para atajar la masificación y los pisos turísticos irregulares, con lo que dejó claro que este posicionamiento no es solo cosa de Sortu sino de toda la coalición. La relación ha dado un giro con respecto a la anterior legislatura, donde el PNV forjó consensos de calado con EH Bildu sobre la Ley Municipal, la de Turismo o Eudel. Ahora ve un cambio impulsado por la podemización de la izquierda abertzale.

“que deje la pancarta” En el comunicado, el parlamentario jeltzale sostiene que, cuando era la coalición abertzale quien estaba al frente de la Diputación de Gipuzkoa o el Ayuntamiento de Donostia, “desarrolló estrategias de atracción masiva de visitantes”. “Hipócrita es también rechazar visitantes en tu propia casa y, al mismo tiempo, formar parte de esos llamados turistas invasivos y masivos cuando dirigentes y militantes de la izquierda abertzale viajan y hacen turismo fuera de las fronteras de Euskadi, incluidos destinos que todos tenemos en mente en los que sí se registran graves problemas de masificación”, criticó.

“Ya es hora de que Sortu deje de aprovechar cualquier circunstancia y cualquier pretexto, por peregrinos o absurdos que resulten, para colocarse detrás de la pancarta. Ya es hora de que Sortu deje de reír las gracietas a sus juventudes. Ya es hora de que Sortu abandone la podemización que viene experimentando desde que viera amenazada su posición electoral. Y ya es hora de que ponga los dos pies en el plano institucional y reme en la dirección en que rema la inmensa mayoría de la sociedad vasca”, dijo.