bilbao - Decenas de representantes de la sociedad civil tienen pensado acudir a los zulos para estar presentes en el momento en que las fuerzas de seguridad francesas se incauten de todo el material, y para demostrar así su acompañamiento hasta el último minuto del desarme de ETA. Así lo reveló ayer el diario francés Le Monde, que habla de “decenas de militantes”. Según ha podido confirmar este periódico, la idea inicial consistía en llevar una representación de 25 personas a cada zulo, aunque finalmente se ha rebajado la cifra a una decena. El Gobierno Vasco se ha mantenido al corriente de estos movimientos, y ha tratado de disuadir a los Artesanos de la paz poniendo de manifiesto los riesgos que puede entrañar ese movimiento para la seguridad personal y jurídica de quienes acudan a los zulos.

De hecho, en las últimas horas se ha filtrado a las agencias informativas que las autoridades francesas tienen pensado acudir inmediatamente a los escondites nada más recibir las coordenadas con el fin de evitar una escenificación. Los miembros de la sociedad civil, por su parte, barajaban la opción de acudir a los emplazamientos a primera hora de la noche de ayer o al filo de la medianoche para posicionarse cuanto antes. El riesgo que se plantea es que puedan acudir las fuerzas de seguridad francesas a disolver a los congregados, o incluso atribuirles algún tipo de responsabilidad penal por custodiar el arsenal de ETA sin avisar a la Policía. Sin embargo, salvo novedad de última hora, los representantes de la sociedad civil estarán presentes en esos zulos. Los propios Artesanos de la paz detectan lagunas de inseguridad jurídica y aseguraron ayer mismo que confían en que no haya detenciones.

En las últimas horas, ETA ha realizado movimientos con precisión quirúrgica para mover los zulos no controlados por las fuerzas de seguridad y trasladar su contenido a emplazamientos seguros. Las gestiones más complejas han tenido que ver con las armas guardadas en viviendas particulares, donde la prioridad era no comprometer a los propietarios. Es una de las cuestiones que ha demorado el desarme todo este tiempo y que ha quedado finalmente solucionada. Serán los verificadores de Ram Manikkalingam quienes entreguen las coordenadas de los zulos a las autoridades de París. Con la mayor celeridad posible, la Policía francesa acudirá a los zulos para vaciar los escondites con el propósito de evitar un despliegue de medios de la sociedad civil.

El desarme será total y no habrá más entregas. El Gobierno Vasco ha tenido un papel en la cocina de estas gestiones, pero no va a participar en los movimientos que se van a desencadenar a partir de esta mañana. En principio, no tiene encomendado ningún cometido en relación con el peritaje de las armas, tarea que corresponde a Francia. Tampoco habrá nuevos desarmes en zulos de la comunidad autónoma.