la sesión de investidura a la que se someterá Iñigo Urkullu a partir del próximo miércoles supondrá el último eslabón de una cadena que inició José Antonio Aguirre cuando el 7 de octubre de 1936 fue nombrado primer lehendakari. Dicha designación, que tuvo lugar después del reconocimiento del autogobierno de los vascos en la Segunda República y la aprobación de un Estatuto de Autonomía, estuvo marcado por la Guerra Civil, que provocó que el Gobierno Vasco marchara al exilio después de sólo nueve meses tras la caída de Bilbao. Aguirre no pudo regresar a Euskadi y murió el 22 de marzo de 1960. Sin embargo, su influjo ha pervivido a lo largo del tiempo, comenzando por el juramento que pronunció el día de su designación ante el Árbol de Gernika: “Ante Dios humillado/en pie sobre la tierra vasca/con el recuerdo de los antepasados/bajo el árbol de Gernika/juro cumplir fielmente mi mandato”. El mismo se ha mantenido prácticamente inalterado tras la reinstauración de la democracia y sólo ha sufrido alguna variación más o menos profunda.

En cuanto al ejercicio del gobierno, Aguirre creó un ejecutivo de concertación formado por nacionalistas, socialistas, comunistas y otros sectores republicanos. En las diez legislaturas transcurridas desde 1980, y a falta de un partido con mayoría absoluta, los pactos han sido una constante en la CAV y son numerosas las formaciones que han participado de los sucesivos gobiernos. Incluso aquellas que no lo han hecho, como las distintas marcas de la izquierda abertzale y el PP, han brindado su apoyo en alguna ocasión al gabinete de turno.

A la espera de lo que deparen los acontecimientos de esta semana, el antecedente más inmediato tuvo lugar el 13 de diciembre de 2012 con el mismo protagonista. En dicho pleno, Iñigo Urkullu fue investido lehendakari gracias a la mayoría simple que le otorgaron los 27 votos del PNV. Los 21 miembros de EH Bildu votaron a su propia candidata, Laura Mintegi, y el resto de grupos -PSE, PP y UPyD- se abstuvieron, tal y como hicieron la víspera en la primera votación fallida, en la que se exige mayoría absoluta.

A la hora de jurar su cargo, 48 horas después en la Casa de Juntas de Gernika, Urkullu sustituyó la simbología religiosa -el crucifijo y la Biblia en euskera- por un ejemplar del Estatuto de Gernika y otro del Fuero Viejo de Bizkaia. En cuanto a la fórmula de gobierno de su primer mandato, tras algún revés provocado por su gobierno en minoría, como la prórroga de sus primeros presupuestos, en septiembre de 2013 se firmó un acuerdo de estabilidad con el PSE que se extendió al conjunto de las instituciones.

Su antecesor, Patxi López, fue investido pese a que el PNV resultó la fuerza más votada. Con la izquierda abertzale llamando a la abstención tras ser ilegalizada, y EA reducida a un parlamentario tras rechazar una coalición con el PNV, el escenario fue propicio para un acuerdo entre PSE y PP que posibilitó el primer lehendakari no nacionalista de la historia. Obtuvo 39 votos en el Pleno de investidura de mayo de 2009 frente a los 35 de Juan José Ibarretxe, mientras que el único parlamentario de EB se abstuvo.

A la hora de jurar el cargo, López fue el que más cambios introdujo. Echó mano de un Estatuto de Gernika y utilizó una nueva fórmula: “De pie en tierra vasca/bajo el Árbol de Gernika/ante vosotros representantes de la ciudadanía vasca/en recuerdo de los antepasados/prometo desde el respeto a la ley/desempeñar fielmente mi cargo de lehendakari”. Sin embargo, su pacto con el PP terminó antes de tiempo, en mayo de 2012, ante la negativa de López a aplicar los recortes del Gobierno de Mariano Rajoy. Como consecuencia, el socialista decretó un adelanto electoral en el que su partido se desplomó y el candidato jeltzale, Iñigo Urkullu, ganó con holgura.

El nombramiento de Patxi López impidió a Juan José Ibarretxe gobernar por cuarta vez consecutiva tras permanecer en Ajuria Enea de 1999 a 2009. José Antonio Ardanza le entregó la makila el 2 de enero de 1999 para simbolizar el traspaso de poder. Tras vencer en las elecciones del 25 de octubre de 1998, Ibarretxe salió elegido lehendakari por mayoría absoluta en primera votación tras recabar los votos del PNV, EA y EH, en lo que supuso el primer apoyo de la izquierda abertzale a un candidato a la Lehendakaritza.

Con el pacto de Estella-Lizarra en vigor, el gobierno de coalición PNV-EA se vio reforzado por un pacto de estabilidad con EH. No obstante, el mismo terminó de forma abrupta tras la ruptura en noviembre de 1999 de la tregua de ETA y el regreso de los atentados. Tras quedar en minoría, Ibarretxe superó las mociones de censura presentadas por PSE y PP en octubre de 2000 y adelantó los comicios al 13 de mayo de 2001. Finalizaba así la sexta legislatura vasca, la más corta de su historia.

Frente a la pinza de Jaime Mayor Oreja (PP) y Nicolás Redondo Terreros (PSE), la coalición PNV-EA obtuvo ese 13-M el mejor resultado de su historia. El 12 de julio, Ibarretxe fue reelegido lehendakari al conseguir la mayoría simple necesaria con los votos de PNV, EA y, por vez primera, EB. Las elecciones del 17 de abril de 2005, en las que volvió a ganar la coalición nacionalista, dieron paso a un gobierno con EB, siendo Ibarretxe designado por tercera vez con los sufragios del tripartito y EHAK -nueve parlamentarios-, que le cedió los dos votos necesarios para superar la investidura a la segunda oportunidad por mayoría simple, tras perder la víspera la primera votación. En esa ocasión, el PSE presentó a Patxi López como candidato en el pleno de investidura.

Un Parlamento de 60 escaños Con el Gobierno Vasco y el lehendakari Aguirre en el exilio al término de la Guerra Civil, Jesús María de Leizaola asumió dicho cargo en 1960 y lo mantuvo hasta 1978. Para entonces, la CAV ya disponía del embrión del futuro Gobierno Vasco, el Consejo General Vasco, presidido por el socialista Ramón Rubial -febrero 1978-junio 1979-, y después por el jeltzale Carlos Garaikoetxea. Éste se convirtió el 9 de abril de 1980 en el primer lehendakari desde la restauración del ejecutivo vasco, tras las primeras elecciones autonómicas en las que el PNV obtuvo 25 de los 60 escaños en disputa.

La decisión de la segunda fuerza, Herri Batasuna (HB), de no participar en el hemiciclo otorgó a la formación jeltzale la mayoría absoluta. Pese a ello, la elección de Garaikoetxea no estuvo exenta de incidencias, ya que hubo que repetir la votación porque dos parlamentarios nacionalistas se equivocaron y otro emitió un tercer voto nulo, lo que provocó un empate a 23. El candidato fue investido en segunda vuelta sólo con los apoyos de su partido, y ese mismo día juró su cargo. Garaikoetxea fue reelegido el 11 de abril de 1984 con 32 votos de una cámara ampliada a 75 asientos -y todavía sin los once representantes de HB-, y juró su cargo al día siguiente.

Sin embargo, su segundo mandato sólo duró ocho meses, ya que las graves discrepancias surgidas en el seno del PNV en torno a la aprobación de la Ley de Territorios Históricos hicieron que pusiera su cargo a disposición del partido, lo que éste aceptó. Le sucedió el entonces diputado general de Gipuzkoa, José Antonio Ardanza, que tomó posesión el 26 de enero de 1985. Fue elegido dos días antes en segunda votación, ya que en la primera contó con 32 votos del PNV, lo que no sumaba mayoría absoluta. La escisión del PNV en el verano de 1986, la expulsión de once parlamentarios y el nacimiento de EA provocaron que un Ardanza en minoría convocara elecciones para noviembre.

Se trata de la primera vez que el PSE logró más escaños que los jeltzales, no así más papeletas. Ardanza fue reelegido en una sesión del 26 de febrero de 1987, que había sido aplazada unos días por el mal tiempo, con el apoyo del PNV, PSE -con el que formó un gobierno de coalición- y CDS. Ya en la cuarta legislatura, el lehendakari superó de nuevo la investidura con diferentes socios: PNV, EA y EE, que sumaron 37 votos. No obstante, el Gobierno formado por estos tres partidos apenas duró diez meses tras la expulsión de EA por promover en los ayuntamientos declaraciones en favor de la independencia, y fue sustituido por un pacto con los socialistas. Ardanza inició su último mandato tras ser investido por mayoría absoluta el 30 de diciembre de 1994 con los votos de PNV, PSE y EA, que habían firmado un acuerdo de gobierno. El mismo se rompió en junio de 1998.