madrid - Lo pudo decir más alto, pero no más claro. El PNV votará en contra de la investidura de Mariano Rajoy porque no cree que en un par de semanas pueda demostrarle que va a cambiar de actitud ante el autogobierno vasco, menos aún cuando las invasiones de competencias y los recursos se han venido registrando hasta la semana pasada. Por lo tanto, el presidente español en funciones tendrá que arrancar la legislatura sin los jeltzales, aunque podrían encontrarse en futuras votaciones a lo largo de su mandato si acreditara un nuevo comportamiento ante lo vasco. Esa fue la conclusión que expuso ayer el portavoz jeltzale en el Congreso, Aitor Esteban, tras reunirse durante una hora con Rajoy en el marco de la ronda de contactos del candidato.

La respuesta no sorprende porque el PNV ha tomado mucha distancia con respecto al debate de investidura. Apoyar a Rajoy era extremadamente complicado por los cuatro años de desencuentro que han mantenido. Por ello, los jeltzales no acudían a la cita con intención de negociar y entrar en una discusión sobre partidas presupuestarias y traspaso de competencias. El planteamiento era global: un cese de hostilidades en materia de autogobierno. Ante la evidencia de que Rajoy no iba a poder ofrecer garantías ni pruebas de semejante viraje en dos semanas, los jeltzales se decantan por votar en contra. La decisión es firme. Prueba de ello es que no hayan activado ninguna comisión negociadora ni hayan concertado un nuevo encuentro, algo que sí ha sucedido con Coalición Canaria. En cualquier caso, si recibieran la llamada del PP, acudirían por cortesía y porque no se niegan a hablar con nadie. El acuerdo, aun así, está descartado.

El rechazo del PNV era previsible, al igual que el de ERC y con toda probabilidad el de Convergència, lo que vuelve a colocar el foco sobre el socialismo, que lleva varios días intentando zafarse de la presión planteando combinaciones inverosímiles para la investidura. El propio PP aspira a gobernar con su abstención. Ayer mismo, el portavoz popular en el Congreso, Rafael Hernando, quitó hierro al rechazo de los jeltzales porque sólo cuentan con cinco escaños, y porque la primera opción de su partido sigue siendo el PSOE, ya que tiene la capacidad de desbloquear la situación. El resto, dijo, son actores “secundarios”. De hecho, algunos barones socialistas han dejado la puerta abierta a reconsiderar su voto en el futuro con tal de evitar unas terceras elecciones. Sin embargo, la presidenta balear, Francina Armengol, dio la sorpresa ayer al cerrar esa vía a cal y canto y apostar por que Pedro Sánchez intente la investidura si fracasa Rajoy, algo que sólo pide Podemos.

Teniendo en cuenta que la solución natural pasaría por la abstención socialista, que el propio PP tiene ese planteamiento y que el PNV no iba a rascar demasiado en la negociación, apoyar a Rajoy hubiera sido una maniobra muy arriesgada y con demasiado coste político para los jeltzales, sobre todo en puertas de las elecciones vascas de octubre. Según las fuentes consultadas, Rajoy no llegó a proponer nada concreto a los jeltzales. Solo expuso sus prioridades y la urgencia de aprobar los Presupuestos y el techo de gasto.

razones Tras el encuentro, Esteban adelantó el voto contrario del PNV. “No se trata de negociar una competencia aquí o una partida presupuestaria allá. Las competencias deben cumplirse, son ley. Para eso no hacen falta los votos del PNV. Queremos un cambio de actitud y no se puede probar en dos días o dos meses. Lo veremos en el transcurso del tiempo”, explicó. Pidió otra actitud, “sin forzar conflictos ante el Tribunal Constitucional y respetando el autogobierno”. El jeltzale recalcó en varios momentos que las posturas están “absolutamente alejadas”. Ante la insistencia de los periodistas en conocer si había trasladado alguna demanda concreta a Rajoy, Esteban dejó ver el escaso recorrido del encuentro. “Lo que le he dicho al presidente es exactamente lo que les he dicho a ustedes”, zanjó. Esteban trasladó a Rajoy el enojo jeltzale por los cuatro años de conflictos, la reforma educativa, la falta de respuesta a las iniciativas del lehendakari, y la actitud del PP vasco.