berlín - Alemania, Francia e Italia pasaron ayer al contraataque en la crisis generada por la salida de Reino Unido de la UE y plantearon avanzar rápido a 27 con “medidas concretas” ante el terrorismo yihadista y la crisis de los refugiados, y en favor del crecimiento, el empleo y la juventud. Esta respuesta fue el mensaje clave que emanó del encuentro en Berlín de la canciller de Alemania, Angela Merkel, con el presidente de Francia, François Hollande, y el primer ministro de Italia, Matteo Renzi, en el que también se exhortó a Londres a invocar con celeridad el artículo 50 del Tratado de Lisboa, el que regula el proceso de salida y que sólo puede activar el país afectado. “Vamos a proponer a nuestros socios darle un nuevo impulso al trabajo de la UE en ciertas áreas y elaborar medidas concretas en los próximos meses”, aseguró la canciller.
El primer ámbito, detalló, es el de la “seguridad interna y externa”, un área que abarca desde la lucha contra el terrorismo a la mejora de la seguridad de las fronteras exteriores, pasando con los acuerdos con Turquía y los países del norte de África para regular los flujos de refugiados y emigrantes. Un segundo apartado es el del “crecimiento económico y competitividad”, explicó la canciller, que consideró clave “tener los puestos de trabajo necesarios” en el continente, algo que no sucede en este momento. Por último, Merkel habló de “tener en cuenta a los jóvenes” en materia de formación, pero también en política laboral, y de satisfacer sus “justificadas expectativas” de una UE “operativa”, por lo que propuso enviar a este colectivo “señales específicas” en programas como el Erasmus.
Renzi abogó en este sentido por recordar que existe una Europa social y del voluntariado, no sólo “la Europa de los bancos”, y destacó que esa unión ha proporcionado al continente décadas de paz, crecimiento y bienestar.
compromiso El compromiso de los tres líderes es lanzar esta propuesta consensuada a tres bandas en el Consejo Europeo de hoy y el miércoles, con el objetivo de poder presentar una serie de “medidas concretas” en la próxima cumbre de septiembre.
Hollande apostó por priorizar en estas áreas para lograr una Europa “sólida y fuerte” y subrayó que su propuesta es un paso adelante: “No se trata de rehacer Europa. Europa se hace, no se rehace. Se construye, no hace falta reconstruirla”.
El primer ministro italiano se mostró convencido de que avanzando en estas áreas se puede lograr que “el proyecto común prosiga su avance en las próximas décadas”. El comunicado conjunto difundido tras el encuentro considera éstas las “respuestas correctas” a la crisis que ha supuesto el Brexit y asegura que hoy en Bruselas debe fijarse un “calendario concreto” y “obligaciones precisas” para desarrollar la iniciativa.
Merkel, mirando ya a Londres, concedió que aún pueden pasar “algunos días” hasta que el Gobierno británico comunique formalmente a la UE su deseo de abandonar el bloque, mientras que sus colegas se mostraron menos comprensivos con el primer ministro británico, David Cameron.
Hollande pidió a Londres “comunicar lo más rápido posible” a Bruselas el resultado del referéndum porque “nada es peor que la incertidumbre”, tanto en la política como en los mercados; mientras que Renzi habló de “no perder un minuto” en la activación del artículo 50.
El primer ministro italiano vio, más allá de la “tristeza” que le provoca la decisión británica, una oportunidad para el proyecto común y señaló que es “el momento propicio para escribir una nueva página de Europa”.
decisión “dolorosa” La canciller, que calificó de “dolorosa” la decisión de los británicos, pidió a los restantes 27 países miembros de la UE unidad y advirtió sobre las “fuerzas centrífugas” en el bloque, en referencia al auge de los movimientos euroescépticos. Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE celebran hoy una cumbre en la que esperan que el primer ministro británico, David Cameron, dé pistas sobre los plazos para notificar la salida del Reino Unido de la Unión y sobre la nueva relación que el país quiere entablar con los restantes 27 socios. Las instituciones comunitarias han insistido en que Londres debe comunicar “lo antes posible” a los demás Estados miembros su decisión de marcharse de forma oficial tras el histórico referéndum del pasado jueves, en el que el 51,9% de los británicos apoyaron abandonar la Unión Europea (UE), aunque admiten que “no es una opción realista” esperar esa notificación mañana.
Cameron, que ha visto como la victoria del Brexit ha sumido al país en una profunda crisis interna, anunció el mismo viernes su intención de dejar el cargo de primer ministro para octubre y su deseo de que sea su sucesor el que active el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que inicia oficialmente el proceso de retirada.
Los gobiernos nacionales consideran que sería mejor no alargar la incertidumbre hasta octubre, pero mientras unos dicen que “tampoco hay que precipitarse”, otros son partidarios de dar poco margen a Londres. “Hay que mostrarse riguroso, serio y exigente” porque de lo contrario “se da alas a los demás” para que sigan el ejemplo británico, explican fuentes diplomáticas.
Reconocen que “jurídicamente no hay manera de obligar” al Reino Unido a activar el artículo 50, pero sostienen que si Londres retrasa sine die la notificación formal hay socios comunitarios que ya han planteado la posibilidad de recurrir al artículo 7 del Tratado, que supone suspender el voto británico en el Consejo de la UE.
Estas mismas fuentes niegan, no obstante, que exista un espíritu de venganza, aunque admiten que “igual a algún Estado miembro se le ha escapado una amenaza acerca de llevarse a los bancos” británicos. El ministro de Finanzas francés, Michel Sapin, ha admitido abiertamente que Francia estaría interesada en atraer actividades de mercado situadas en Londres a la plaza financiera de París, una ambición que comparten Fráncfort y Amsterdam. “A partir de ahora la relación con el Reino Unido cambia”, sostienen las fuentes, que también explican que se pasará a “aplicar las reglas con rigor y no con la benevolencia reciente” en cuestiones como las normas fiscales. - Efe