la campaña avanza sin pena ni gloria. Los cuatro partidos españoles que disputan el Gobierno de Madrid demuestran, tanto con sus programas electorales como en sus intervenciones públicas, que pasan de las cuestiones que afectan al pueblo vasco.
Las elecciones de diciembre 2015 y el lío posterior ya nos demostraron su ninguneo de pueblos y naciones distintas a su una, grande y libre. Lo mismo se vio en el debate del lunes donde no hicieron ninguna propuesta para nuestro país. Primera conclusión: quien no defiende nuestros intereses no merece nuestro voto.
Las informaciones mediatizadas de la mayoría de los medios de comunicación responden a esa visión centralista y nada inocente contra otras opciones políticas. Y el espacio informativo se reduce a los medios de comunicación cercanos que sí informan de las propuestas de las fuerzas políticas vascas. Segunda conclusión: buscar la información en medios que sí reflejan la pluralidad política con mucho más sentido democrático.
La campaña electoral está poco animada. En diciembre pasado parecía que la novedad de Podemos y Ciudadanos podía generar cambios interesantes tras los años de grave retroceso democrático del Gobierno del PP. Mucha gente del espectro nacional vasco apoyó de buena fe a quienes creyó que podían desbancar a la derecha y empujar avances en nuestros derechos sociales y nacionales. Su gozo en un pozo pues han demostrado que eran como el cuento de la lechera; al final nada. Tercera conclusión: mucho ruido y pocas nueces, mismas intenciones de controlar el poder (con casta o sin casta se desmontó su discurso social al admitir que copiarían lo que hace nuestro Gobierno vasco y de derechos nacionales nada de nada).
En el Congreso y en el Senado se toman decisiones que nos afectan. Imaginemos que se pretenda, por ejemplo, un cambio constitucional de recentralización para cargarse nuestros derechos históricos-económicos y/o la Disposición Transitoria IV de unión con Nafarroa (ahora que hay un Gobierno proclive al trabajo conjunto). Las encuestas plantean que dos de cada tres votarán lo mismo que en diciembre (cuidado con la indecisión que puede variar la distribución de escaños; el PNV podría perder uno). Cuarta conclusión: cuidado con los lobos con piel de cordero, luego la avería ya estará hecha. A votar bien que de nuevo nos la jugamos.