Son los cuatro caballeros que se describen en el capítulo sexto del Apocalipsis y representan la victoria, la guerra, el hambre y la muerte. Estos personajes montan, respectivamente, un caballo blanco, rojo, negro y blanco amarillento... También son cuatro los que aparecen profusamente en esta campaña electoral. Todos ellos tienen tras de sí un color: azul -PP-, rojo -PSOE-, naranja -Ciudadanos- y morado -Podemos-. Este último no aparece como tal, debido a que concurre junto a personas y grupos de trayectorias y procedencias dispares, que tienen intereses, proyectos y planteamientos distintos, o incluso antagónicos. Da igual, la coherencia no es lo importante, sí lo es la necesidad de superar al adversario, de alcanzar sillón y prebendas. De la necesidad, virtud aunque seamos mal avenidos y, llegado el momento, nos digamos cualquier barbaridad.

Todos dicen que esta es la buena. Unos para que alumbre la gran coalición que posibilite que el PP de los recortes, de la corrupción, de la “ley mordaza”, del rescate a los bancos a costa de las personas, que ha maniatado el Congreso gobernando a golpe de Decreto Ley, prosiga por ese camino. Una senda que convertirá, otra vez, a unos pocos en más ricos, esquilmará los recursos públicos, recortará servicios básicos, perdonará a los defraudadores y seguirá condenando a miles de personas a la pobreza. Se nos pretende vender moderación frente al extremismo; bajada de impuestos, cuando Europa, con el objetivo de hacer cumplir el déficit, exige recortes y sacrificios. Mercancía averiada.

Otros plantean que ahora es la buena para desalojarlo. ¿Alguien en su fuero interno cree que los mismos que pudieron y no quisieron, que nos marearon con declaraciones rimbombantes, actuaciones estrafalarias, actitudes que rayaban la chulería y el insulto, van a ser capaces de alumbrar una alternativa real? Quien así lo crea que espere sentado y no se sienta defraudado al no ver cumplidas sus expectativas. Si en diciembre no fueron capaces, después de estas elecciones? tampoco lo van a ser. Los cuatro pugnan por acaparar la mayor atención mediática? intentando invisibilizar al verdaderamente diferente? a todos los demás. En la medida que la diversidad se debilite o desaparezca, ellos serán más fuertes? y por el contrario la ciudadanía en general, más débil.

Nos jugamos mucho. Hagamos frente a la sordina mediática con el boca a boca, desbordándola con ilusión y compromiso. Sacudámonos el cabreo, el hartazgo y la desesperanza? tenemos la posibilidad, con nuestro voto, de hacer frente a la impostura, de subrayar quiénes somos y qué queremos: somos vascos y vascas. Queremos una sociedad cada vez más justa, solidaria, equilibrada y socialmente más cohesionada? Para nosotros nuestra prioridad es Euskadi, frente a los cuatro que no nos tienen ni nos tendrán en cuenta.