BARCELONA - La estrategia establecida para desconexión con el Estado sigue inalterable en Catalunya, pese a los vaticinios de la CUP que apuntan a romper el acuerdo suscrito con Junts Pel Sí (JxSí) que pondría en serio peligro la gobernabilidad que aúpa a Carles Puigdemont a la presidencia y por consiguiente, el propio proceso independentista. Así lo señalaron ayer diferentes voces de CDC y ERC, las dos principales patas de la coalición JxSí. “Un clima de confianza”, tal y como apelaron, sería más productivo para consolidar la causa soberanista; en contraposición a los “marcajes” que efectúan los cuperos y que cíclicamente se convierten en amenazas de ruptura del pacto de estabilidad.

La última fue el pasado domingo, cuando la formación asamblearia aprobó una ponencia política para liberarse de un acuerdo que tildaron de “papel mojado” por la lentitud que se está imprimiendo al proceso independentista. JxSí salió ayer rápido al paso para quitar hierro a un asunto que tampoco es baladí, ya que primero haría tambalearse el Govern de Puigdemont para después dejar morir el procés. “A todos nos gusta quedar bien, pero hay otras cosas que se llaman bien común y pactos, y más cuando la otra parte cumple. No me entraría en la cabeza que esto se derrumbara”, remarcó un Artur Más al que la CUP quitó de su posición de presidenciable.

Dar luz verde a las cuentas es una de las contrapartidas del pacto suscrito por ambas partes, y que también incluye activa la hoja de ruta independentista en 18 meses de una legislatura -antes de enero de 2017- en la que los encontronazos han sido constantes. Así, el líder de CDC tampoco tuvo reparos en criticar a la CUP - que aboga por un referendum unilateral- al apuntar que están “equivocados” si se plantea “que se puede llegar a la independencia haciendo cuatro discursos y acudiendo a una manifestación”. Es por ello que expuso otra posibilidad. Radicaría en convocar unas nuevas elecciones plebiscitarias en las que se cuenten votos en vez de diputados: “Es como un referéndum hecho con los instrumentos con los que podríamos hacerlo”, citó.

Frente a los recelos reinantes, desde CDC apelan a crear un “clima de confianza” para mantener inalterable el procés soberanista. Fue Francesc Homs quién propuso que la CUP se dejara de “marcajes” y pasara a un escenario en favor de la soberanía que “no es sencillo”, pero que habría que encarar “con un tono más positivo”. No en vano la Generalitat estaría cumpliendo con sus compromisos en un contexto de “agresión continua” por parte del Gobierno de Madrid, según resaltó el candidato de CDC a las elecciones del 26 de junio, que insistió en que la unión hace la fuerza.

Al valor de la palabra firmada apelaron también desde ERC, si bien por ahora tampoco ven peligrar el devenir de la legislatura tras el desmarque de los cuperos y tampoco atisban la posibilidad de activar unas elecciones plebiscitarias de Artur Mas. “ERC somos los campeones de pedir, hacer y ganar referéndums. Respetamos todas las opiniones, pero hay una hoja de ruta pactada y firmada y nos debemos a ella”, se refirió el candidato al Congreso, Gabriel Rufián, sobre los escenarios planteados por sus dos socios actuales. Pero no abogan por ninguno.

“No es noticia” Rufián consideró normal que las desavenencias se hagan patentes en un proceso en el que cohabitan sectores políticos tan divergentes como el centroderecha catalán y la izquierda antisistema. “Esto no es noticia”, remarcó, para resaltar que las tensiones surgidas pueden ser fácilmente reconducibles a través de “una comunicación diaria y directa” entre ambas partes, que ya se da en diferentes entidades e instituciones. El papel de la CUP -que debería de seguir siendo el socio preferente para la aprobación de los presupuestos de Catalunya-, como en de JxSí, “ha sido, es y seguirá siendo imprescindible”. “Hablamos con unos (CDC), y con otros (la CUP) con absoluta normalidad, y si hay discrepancias se pueden hablar”, concluyó.