¿Habrá elecciones generales el 26 de junio?
-Parece que sí. Hemos vivido momentos en los que podíamos pensar una cosa y la contraria. Estamos asistiendo a una ceremonia de la confusión protagonizada por Pedro Sánchez y le hacen de comparsa Albert Rivera y Ciudadanos, y en la que también ha tratado de involucrar a Podemos. Mucha rueda de prensa, mucha fotografía, muchas reuniones que no valían para nada y un acuerdo que sabían que no conducía a ninguna parte. Han estado haciendo perder el tiempo a todo el mundo.
¿El PP no barajó convencer a Ciudadanos pero en lugar de 130 diputados como el PSOE, plantarse con 162 escaños más De la Serna?
-Se tanteó, pero en el momento en el que el PSOE y los demás grupos anunciaban el voto contrario le ahorramos a la sociedad esa confusión y generar expectativas que no van a ninguna parte. Rajoy hizo un planteamiento serio, menos mediático, pero sin engañar. Ha pedido apoyo para la gran coalición y le han dicho que no a él y a cualquier miembro del PP. No tenía sentido ir a un paripé de investidura, que es lo que hizo Sánchez.
¿Por qué cree que les dicen que no?
-Las reformas que necesita nuestro país tienen que estar sustentadas en los partidos que creen en la Constitución. Hicimos el planteamiento de gran coalición constitucional, y a partir de ahí, teníamos la mano tendida a entendernos en cuestiones puntuales con otras formaciones, como el PNV. Elaborar un proyecto de gobierno que vaya más allá de una investidura exige que ese gobierno tenga amplia base.
¿Pero por qué les dicen que no?
-Nos ha dicho que no el PSOE, Ciudadanos mantuvo una posición insuficiente, y el fenómeno Podemos e independentistas que quieren tensionar el país no quieren que gobierne el PP porque les interesa un gobierno del PSOE débil.
No menciona la corrupción.
-Bueno, vamos a ver... Está claro que eso está ahí, pero es que serviría para decirle que no al PSOE. Igual han aflorado menos casos en los últimos tiempos, pero los casos que señalan al PSOE son mucho más gordos, fraudes multimillonarios, que afectan a muchas más personas imputadas y por causas mucho más graves que las que afectan al PP. Esto no es el “y tú más”. La corrupción necesita un examen de conciencia de todos los partidos y definir con qué medidas aseguramos que esto no vuelva a pasar o hacer difícil que ocurra. No vale decir que contra la corrupción no vale el PP pero sí el PSOE.
¿Cómo valora su renuncia del exministro José Manuel Soria por los ‘papeles de Panamá’?
-En una nueva forma de actuar en el PP y en la política. Poníamos como ejemplo a esos ministros nórdicos que cuando cometían un error o perdían la credibilidad dimitían, pues el cambio que supone la decisión de Soria es que cuando un ministro de España pierde la credibilidad, renuncia y se marcha dejando la política.
¿Ha supuesto un golpe para el PP?
-Supone, de verdad, una fortaleza. Significa que se ha entendido el mensaje de la sociedad y que cuando alguien no sabe dar explicaciones o considera que ha perdido el crédito de su palabra, se tiene que ir. Eso va a ser entendido como una fortaleza en la nueva respuesta que da el PP a los casos que le afectan.
¿Se va por no saber explicarse o por lo leído en los papeles?
-Es que en los papeles solo se apunta a una relación con una sociedad, no se le acusa de nada, aparentemente no hay asuntos ilegales, pero efectivamente, entiendo que él ha tratado de ser coherente con el nivel de exigencia que planteó cuando dijo que no tenía justificación que un cargo público en España tuviera relaciones con sociedades para pagar en el extranjero o en paraísos fiscales. Ha tenido que actuar en consecuencia.
Se lo ocultó al presidente que lo nombró. ¿Puede haber más casos en el Gobierno o está tranquilo?
-Bueno, creo que tenemos que estar tranquilos. Lo que me tranquiliza es que estemos sabiendo responder de manera rápida. Al alcalde de Granada se le suspendió de militancia el mismo día y se le exigió que dejara el cargo, y el ministro en dos días renunció y deja la política. En el PP nos lo estamos tomando muy en serio y actuamos con rapidez, contundencia y ejemplaridad.
¿Cómo ve la sanción al presidente de honor del PP, José María Aznar?
-Lo he conocido por los medios y la tranquilidad que debemos tener es que en nuestro país funciona el Estado de Derecho. La tranquilidad de que la Policía y la Guardia Civil actúan contra quien tengan que actuar, se llamen como se llamen, las multas les caen a todos se apelliden como se apelliden. La justicia actúa y es beligerante contra cualquier hilo de sospecha que apunte a cualquier persona independientemente de su posición política, económica o social.
Portavoces del PP hablan de “casos aislados”, pero cuando no es por corrupción, es por prevaricación o por multas fiscales...
-El problema de este país es que tenemos una justicia demasiado lenta. En todos estos casos, que son muchos y nos avergüenzan porque señalan a muchas personas, de momento no se ha probado ningún delito ni hay sentencia firme. No sabemos cuántos casos quedarán en nada. Aun así, han sido tantos que se nos exige pedir perdón, apartar a las personas como ha ocurrido y actuar con mayor rapidez. El PP hoy a cada caso le planta cara el mismo día, como con el alcalde de Granada. Hemos tomado nota y aprendido la lección, hay un PP que tiene la determinación de ser contundente contra cualquier caso de corrupción.
¿Puede asegurar que en el PP de la CAV no habrá más casos como el del exgerente Arturo Aldecoa?
-Lo hemos detectado y denunciado nosotros, por primera vez en el País Vasco es un partido el que investiga, detecta las anomalías y las denuncia. No se pueden reproducir porque se han hecho auditorías exhaustivas en Álava, Gipuzkoa y Bizkaia, y se detectó una serie de irregularidades que nos hace pensar que había habido una mala actuación. Se aparta y se expulsa. Desconozco el recorrido judicial.
¿Por qué cree que Rita Barberá le citó a usted entre los cinco agradecimientos que hizo en su rueda de prensa del 25 de febrero?
-Lo sé perfectamente. Porque soy senador como ella y cuando me preguntaron, dije que lo primero, además de exigirle explicaciones y ser contundentes, es que debíamos respetar la presunción de inocencia con personas que han dedicado su vida a la de los demás. No sé si ha metido la pata y tendrá que dar cuentas ante la justicia, pero durante 30 años ha estado al servicio de su ciudad. Fíjese, en el País Vasco, hoy en una entrevista tenemos que dar explicaciones de otras comunidades y, en cambio, apenas se pregunta por los casos de corrupción investigados en nuestra comunidad, casos de fraude...
Al tiempo, que también le preguntaré cuando hablemos de la CAV.
-Bueno, me alegro. Me refiero a que estamos aprendiendo la lección en carne propia sobre cuestiones en las que no tenemos responsabilidad en una comunidad donde en estos 30 años, como en todas partes, estoy convencido, se funcionaba de determinada manera, había unos responsables políticos y, en cambio, es muy difícil llegar al fondo de los asuntos.
¿Haría coincidir las elecciones autonómicas con las generales?
-Nos ahorraríamos dos procesos electorales en meses. Sería una buena opción. El PNV está pensando más en su cálculo político y en los intereses de partido, pero por lo visto, el lehendakari da por finiquitada la legislatura, tira la toalla y no quiere aprovechar estos seis meses que quedan de una legislatura mal aprovechada, sin apenas tomar decisiones. Vamos a estar seis meses de precampaña. Es malo para el País Vasco.
¿Cómo ve la precampaña?
-El PNV está utilizando las instituciones y el dinero público para hacer su propia precampaña. Llegamos en un escenario en el que el fracaso del pacto PNV-PSOE en Euskadi engorda enormemente a Podemos. Genera mucha inestabilidad, incertidumbre y riesgos de futuro. Vaya a donde vaya me preguntan cómo es posible que en la región más rica de España, con mayor renta per cápita, por familia, menos paro, los servicios sociales más potentes de Europa gracias a las diputaciones, una asistencia puntera y las pensiones más altas ganen los antisistema que se quieren cargar esto. Los politólogos en otros sitios dicen que el populismo se alimenta de la crisis. ¿Cómo puede ser que aquí gane Podemos? No hay explicación económica.
¿En qué fundamenta esta tesis?
-Un PNV que durante estos cuatro años, por poner un ejemplo, prometió 29 leyes y ha aprobado siete. Es un balance muy pobre.
En ese caso, el PNV ha culpado a un Parlamento obstruccionista.
-No, no, no. A la campaña electoral puedo llevar 50 leyes, pero hay que aprobarlas. La responsabilidad de un gobierno es aprobar leyes. Van a remolque de la normativa básica en España. Gracias a que el Parlamento español ha aprobado 200 leyes en el mismo periodo no nos hemos quedado descolocados. Tenemos el mayor autogobierno de España y Europa, unas herramientas financieras que no tienen los demás, un tejido industrial que no ha sufrido como en otras partes porque aquí no ha habido una burbuja inmobiliaria tan potente como en regiones más turísticas y el PNV no ha sabido aprovecharlo. Utiliza el autogobierno como eslogan.
¿En qué sentido?
-Pues para el enfrentamiento político, un trasto para arrojarlo al resto de España. No para defender las posibilidades de este país. El País Vasco ha perdido peso económico en España. Necesitamos revitalizar a las clases medias. El PNV se ha convertido en una máquina de poder que ha acordado con el PSOE controlar las principales instituciones, y donde no puede con el PSOE, como en Vitoria, lo hace con Bildu o Podemos. Es un proyecto de perpetuarse en el poder sin proyecto de gobierno que genere confianza en las clases medias.
¿Le preocupan las previsiones del Euskobarómetro y del Sociómetro?
-Me preocupa que vamos a un país más fragmentado. Podemos irrumpe con fuerza y nos deja ante un posible escenario en el que esa preocupación se une a una oportunidad para el PP. Igual tenemos menos escaños, pero pueden ser determinantes a la hora de articular mayorías.
Ese Parlamento tampoco tendrá tantos actores. Critica a PNV y PSE, pero ¿con quiénes serán determinantes?
-El PP tiene que presentar un proyecto vasquista, centrado, que sepa sumar a nuevas personas independientes, reunificar el centro-derecha autonomista alrededor de un PP renovado, recuperar la confianza del que dejó de confiar en nosotros y atraer a esa gente que, con la mejor voluntad del mundo ha votado al PNV porque se siente nacionalista pero sabe que hoy pacta con el PSOE o que se apoya en Bildu en Vitoria? o a votantes de ese PSE que da bandazos o a quienes creen que el País Vasco no merece ser gobernado por antisistemas que quieren paralizarlo todo.
¿Liderará Alfonso Alonso esta propuesta?
-Es el presidente del PP vasco y va a liderar un proceso de conexión con la sociedad vasca con esos diálogos con expertos sobre cuatro ejes: economía, que es lo prioritario; sobre temas sociales, educación, sanidad, asistencia social?; un tercer eje de libertad y convivencia; y un cuarto de regeneración política e institucional de nuestra comunidad. Ahí presentaremos un proyecto renovado, con Alfonso Alonso u otras personas, pero el empeño es sumar a nuevas personas para llevarlo adelante.
No hace tantos meses tuvieron una crisis grave. ¿Ha mejorado el PP estos meses sin Arantza Quiroga?
-Bueno, yo creo que? Nos sorprendió a todos su dimisión. En aquel momento no compartimos la posición y ella, al no sentirse respaldada, decidió dar un paso al lado. Las mismas personas que estaban en la dirección siguen, se han incorporado otras, y necesitamos reforzar todas las estructuras del PP, sobre todo en Gipuzkoa y Bizkaia. Este no es un partido unipersonal, sino un proyecto compartido por mucha gente, independientemente de quién lo dirija.
¿El PP de la CAV corre el riesgo de ser un ‘gran PP alavés’?
-No. Siempre tuvo más apoyos en Álava, aunque debemos recuperar la confianza que tuvimos en Gipuzkoa, donde fuimos primera fuerza en San Sebastián, y Bizkaia, donde en Bilbao estuvimos a punto de ser primera fuerza. Debemos recuperar el espacio del centro-derecha autonomista.
¿Cómo ve que Garbiñe Biurrun pueda ser la candidata de Podemos?
-Muy respetable. Seguramente será una buena candidata, porque es mediáticamente conocida. Es una jueza que siempre ha tenido mucha televisión y si decide dar un salto a la política, habrá que discutir sobre las puertas giratorias de la justicia, para garantizar una justicia independiente. Si un arquitecto se dedica a la política, no puede firmar proyectos en su ciudad durante dos años.
¿Cuál será el tema de la campaña?
-Los nacionalistas nos van a imponer, como siempre, que la campaña sea discutir sobre la autodeterminación, la independencia, el nuevo estatus y la ruptura con el resto de España. Siempre intentan que nos enredemos para no hablar de los temas que influyen en la vida de la gente.
¿Tendrá presencia la cuestión de los comedores escolares que le han rechazado en el pleno?
-En el País Vasco, si hablamos de transparencia, tenemos que mirarnos en el espejo. Necesitamos denunciar que aquí, sobre todo el PNV, pero también el PSOE, tratan de tapar cualquier caso de corrupción. Impiden que lleguemos hasta el final en los casos bajo sospecha. Piden transparencia fuera de nuestra comunidad y aquí no se aplican el cuento. La lucha contra la corrupción en Euskadi tiene que estar en campaña, no podemos estar hablando permanentemente de los problemas de Alicante.
¿Le preocupa lo que está ocurriendo en torno a ETA?
-Por irme a la mayor, en este tiempo Urkullu no ha aportado nada en materia de paz y convivencia, es una legislatura perdida porque el Gobierno Vasco no ha metido presión para que ETA se disuelva y cierre la persiana. Al revés, se ha mantenido una posición que ha facilitado que en cuatro años no se hayan visto contra las cuerdas. La única presión han sido las detenciones que han mantenido la Policía y la Guardia Civil, el Gobierno central tiene un compromiso de perseguir a aquellos que tienen que responder por sus delitos hasta que se disuelva la banda.
¿Atribuye a Urkullu esta disidencia de la izquierda abertzale?
-No, no, no, me refería a esta legislatura en blanco. A partir de ahí, que en ese mundo anden entre duros y blandos con el único objetivo de justificar su pasado criminal es un juego en el que no debemos entrar. Los demócratas debemos saber construir un relato que deslegitime la trayectoria de ETA y meta presión a quien, como hoy Bildu, sigue empeñado en justificar ese pasado. Con la boca pequeña dicen que algo se hizo mal, que no estuvo bien? No, que digan cuál es la responsabilidad y que la condenen hasta el final. Y ya no se trata de condenar, sino de que en la escuela vasca se sepa construir ese relato que deslegitime la violencia, no uno equidistante que alimenta ese mundo.