Sao Paulo - La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, visitó ayer en su residencia a su antecesor y padrino político, Luiz Inácio Lula da Silva, un día después de que el exmandatario fuera interrogado por el escándalo de corrupción en Petrobras. Por el mismo caso, la posibilidad de un juicio político contra la presidenta brasileña cobra fuerza.
La jefa de Estado llegó a primera hora de la tarde de ayer al domicilio de Lula, donde fue recibida por unos 300 simpatizantes que se congregaron en las puertas del edificio, situado en el municipio de Sao Bernardo do Campo, en el área metropolitana de Sao Paulo.
Los seguidores del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), al que pertenece Rousseff y del que Lula es uno de los fundadores, acompañaron a la presidenta entre gritos de “No habrá golpe”, en referencia a la posible apertura de un juicio político.
La presidenta llegó en coche y entró en el garaje del edificio sin parar en la calle, tras lo cual salió, junto a Lula y su esposa, Marisa Leticia, para saludar a los correligionarios desde el balcón del apartamento. - Efe