palma de mallorca - Diego Torres aseguró ayer al tribunal que le juzga que, aunque la infanta Cristina jamás lideró ningún proyecto de la entidad, los asesores de la Casa Real supervisaban lo que hacía su exsocio Iñaki Urdangarin y además revisaban anualmente la tributación fiscal de la asociación. Durante la segunda jornada de interrogatorio de las acusaciones a Torres, que afronta peticiones de condena de entre 11 y 22,5 años de prisión, el consultor explicó a las magistradas de la Audiencia de Palma que ni su esposa, Ana María Tejeiro, ni la infanta Cristina lideraron ningún proyecto en el Instituto Nóos, aunque ambas formaban parte de la junta directiva de la entidad y están acusadas.

Torres defendió la utilidad del trabajo desarrollado por el Instituto Nóos y sus aportaciones a la sociedad, de las que dijo sentirse “orgulloso”, y recalcó que la supervisión de asesores de la Casa del Rey era garantía de legalidad. A juicio de Torres, su cuñado, secretario y gestor fiscal de Nóos, Miguel Tejeiro, se reunía periódicamente con el abogado que asesoraba al rey Juan Carlos I, José Manuel Romero, conde de Fontao, y despachaba con Federico Rubio Carvajal, “la persona que realiza la declaración de Hacienda de todos los miembros de la familia real”. A su vez, detalló que esa supervisión de la gestión fiscal del Instituto Nóos incluía que se enviara cada junio a Rubio toda la información tributaria de la empresa para que la revisara justo antes del plazo de declaración, así como “reuniones físicas”. En cuanto al papel del abogado del monarca, Torres reseñó que fue quien les propuso crear una fundación para que Urdangarin pudiera seguir vinculado a asuntos deportivos tras obligarle a dejar el Instituto Nóos, si bien no debía figurar en ella como fundador.

Cuando informaron al conde de Fontao de que habían creado la Fundación Areté, creyendo que seguían indicaciones, el abogado “se tiró de los pelos”, les indicó que se habían precipitado y que era mejor que “unos empresarios constituyeran la fundación y más adelante invitaran al señor Urdangarin a ser presidente”. “Nosotros no lo veíamos de esa manera, pero, si te viene un señor que es el abogado del jefe del Estado y te dice que hay que hacerlo así, pues seguimos sus instrucciones”, relató el exsocio de Urdangarin. “Para que don Iñaki pudiera hacer las cosas que le gustan”, Romero se encargó de disolver Areté y les dio instrucciones para crear una entidad nueva, la Fundación Deporte, Cultura e Integración Social (Fdcis), con la orden de que la fundara “un empresario”, de lo que se encargó Joaquim Boixareu, que conocía al duque. Posteriormente, cuando la Fcdis firmó un convenio con la candidatura olímpica Madrid 2016, fue también el conde de Fontao quien les indicó que recibir una donación era la fórmula adecuada para cobrar por sus servicios al tratarse de dos fundaciones que coincidían en su objeto social, según Torres. La Fdcis ingresó 114.000 euros de Madrid 2016 como donación, si bien la Fiscalía considera que fue a cambio de los servicios de Urdangarin y Torres como “lobby” de apoyo internacional a la candidatura.

La jornada de ayer arrancó con 35 minutos de monólogo del acusado, al que el tribunal permitió que, en lugar de responder preguntas, mostrara y explicara documentos para intentar probar la “absoluta veracidad” de los trabajos para el proyecto de Juegos Europeos de Valencia, cuestionados por el fiscal Pedro Horrach. El uso de documentos por parte de Torres propició una protesta de la representante de la Agencia Tributaria. La presidenta del tribunal, Samantha Romero, dio la razón al acusado al considerar que, dado el volumen documental en el proceso, “con más de 77.000 folios” y que Torres se enfrenta a una “condena suficientemente importante”, debe tener la oportunidad de poner de manifiesto en su defensa la documentación que precise.

apoyo familiar al exduque Urdangarin contó ayer con el apoyo de dos de sus hermanos, Clara y Mikel Urdangarin, que asistieron a la sesión como público en la sala de vistas del edificio de la Escuela Balear de Administraciones Públicas (EBAP). - Efe