madrid - La representación continúa. El juego de escenificaciones que se traen los dos principales candidatos a presidir el Gobierno español tuvo ayer un episodio impropio de quien aspira a liderar un país. La reunión ayer en el Congreso entre Pedro Sánchez y Mariano Rajoy no tenía otro fin que la mera cortesía ya que de antemano ambos habían tirado la toalla de intentar entablar una suerte de negociación de cara a la investidura. Despacharon el trámite en cuestión de 25 minutos que no sirvieron más que para alimentar líneas de periódico como estas, espacios en los medios de comunicación y muchas conversaciones de barra tabernaria. Más allá de eso, solo dejó una foto: la de Sánchez ofreciendo su mano derecha para estrecharla mutuamente, momento que fue aprovechado por Rajoy para abrocharse la chaqueta mientras mira al fotógrafo con ojos de quien quiere que se inmortalice un instante sin parangón.
El líder del PSOE debió de olvidar que el presidente en funciones se la tenía jurada desde el debate televisivo a dos el 14 de diciembre del año pasado en el que el socialista le dijo aquello de que “el presidente de Gobierno tiene que ser una persona decente, y usted no lo es”. Desde entonces su relación ha sido fría y distante, sin ningún entendimiento, y con velados desplantes políticos en cuanto han podido. Pero ninguno como el teatralizado por Rajoy que dejó a Sánchez con un pasmo y sin capacidad de maniobra inmediata. Funcionó la máxima de la venganza, en plato frío. Al menos en un primer instante, porque luego intentaron minimizar el numerito. Uno para no parecer un presidente sin decencia y maleducado, aunque sea en funciones; y el otro para recuperarse del mandoble público de Rajoy.
Tras la breve reunión, durante sus comparecencias ante los medios de comunicación, el presidente negó que rehusara estrecharle la mano adrede y lo achacó a un despiste, al igual que el socialista que añadió que, ya sin cámaras, se saludaron según los canones. Pero algo no concuerda porque poco después del incidente, el PSOE censuró el gesto de Rajoy afirmando que ya sabían que “no era un político decente”, pero que ahora saben que “tampoco es educado”. Respecto a este tuit, Sánchez se limitó a indicar que “a veces los community managers van más rápidos que los jefes, pero de verdad que no ha sido así, estoy convencido que Rajoy no ha visto que le daba la mano”.
La reunión entre los dos hombres llamados a presidir España quedó resumido en ese gesto. Los prolegómenos no auguraban mucho más porque de sus propias declaraciones en los días previos se desprendía que había pocas ganas y, de haber alguna, era para desplegar sus respectivas estrategias de cara a la opinión pública. Ni siquiera lograron ponerse de acuerdo sobre la sala del Congreso en el que debían juntarse para que nadie jugara en campo rival. Finalmente se citaron en la antesala del comedor de Presidencia del Congreso,
En cuanto al contenido de la entrevista, Rajoy volvió a trasladar al líder socialista que “lo más razonable y sensato y lo mejor para los intereses de España es un Gobierno presidido por el PP”, porque es el partido que ha tenido más votos y que tienen derecho a intentar formar gobierno, y que si otros se ponen de acuerdo ellos estarán en otra posición. Durante su explicación, aseguró que no se arrepiente de haber rechazado el ofrecimiento del rey para presentarse a la investidura, porque no contaba con los votos para conseguirlo, aunque advirtió que en el futuro puede llegar a tenerlos porque seguirá trabajando para convencer al PSOE de que facilite un Gobierno presidido por el PP. “No descarto presentarme a la sesión de investidura porque mi opción de gobierno (PP, PSOE y C’s) no ha sido votada todavía”, señaló Rajoy.
Pedro Sánchez aseguró en rueda de prensa que la reunión fue “útil” y justificó el encuentro en que es “bueno que los españoles vean que entre los dos principales partidos de España hay diálogo”. Sin embargo, mantuvo la posición de los socialistas de rechazar un Gobierno de gran coalición liderado por el Partido Popular. “Le he trasladado la voluntad del PSOE con un mandato doble de cambio: cambiar las políticas del PP y un gobierno de Rajoy”,
Los asuntos más tratados en el encuentro tuvieron que ver con el papel de España en la futura reunión del Consejo Europeo del próximo 18 de febrero. Sánchez corroboró los asuntos de Estado en los que siguen de acuerdo como la estabilidad presupuestaria, el terrorismo o la defensa de la unidad de España. En eso se resumieron sus puntos de encuentro en una reunión dominada por los desencuentros.
Rajoy llegó a la cita acorralado por los casos de corrupción en los que está involucrado su partido y que han rebrotado con fuerza desde las elecciones del 20-D. En los últimos años, la Guardia Civil ya ha registrado las oficinas de cinco de las ocho plantas de la sede del partido en la calle Génova. La última el pasado jueves, en la primera planta que alberga la sede del PP de Madrid liderado por Esperanza Aguirre, en relación con la trama Púnica de cobro de comisiones irregulares para financiar el partido. El cerco sobre Rajoy en los últimos días se ha estrechado por la catarata de casos que le han aflorado y por su timorata reacción ante los mismos. Rajoy -que dijo que no Sánchez y él no hablaron de la corrupción- negó sentirse “acorralado”: “No, no, no mientras yo sea capaz de tomar las decisiones que tenga que tomar y presentando leyes para ser más eficaces en esta materia”. Pero quizá sea el desquiciamiento que ese cerco le provoque lo que explique su inhabitual ataque gestual de ayer.