entre la negociación “en exclusiva” que al parecer reclama Pablo Iglesias según Pedro Sánchez y el “tótum revolútum” que intenta el aspirante a ser investido, hay un amplio espectro de posibilidades. Pero hay que querer explorarlas. Yo le veo a Sánchez con más ganas que Iglesias, aunque el líder de Podemos sea quien de momento lleva ganada la batalla de la concreción y el secretario general del PSOE aparezca como el hombre de la duda permanente. Salvo para una cosa: no es no -dirigida a Rajoy-.
La política de pactos y acuerdos ha alumbrado fórmulas múltiples que bien conocemos en Euskadi y por eso, pero hasta donde yo recuerdo, ni siquiera en los que una sigla era muy dependiente de la otra se ha reclamado la exclusividad en la relación. Hasta existe consolidada la variante: relaciones preferentes. Es algo así como “primero contigo y después ya se verá a quién más sumamos” o “primero lo intento siempre contigo y si no sale, tengo las manos libres para intentarlo con otro”. Es más práctico que jugársela a un todo o nada.
En el caso de las negociaciones para formar Gobierno, aunque parece que lo que ha empezado no son ni siquiera negociaciones sino más bien contactos preliminares, Sánchez se enfrenta a una situación muy peculiar: es como si el PSOE tuviera que alcanzar un acuerdo con su conciencia más a la izquierda, o con las juventudes de su propio partido -ya saben que la juventud y la senectud guarda las esencias políticas mientras la madurez se dedica a tratar de gobernar-.
Trasladado al ámbito privado es como encontrar un plan conjunto para el fin de semana entre padre e hijo adolescente. No es fácil, la verdad. El primero cederá, seguro; pero el segundo nunca quedará del todo satisfecho. Va en el carácter y la edad.
Tras la reunión con el PNV, Pedro Sánchez ha terminado su ronda. Lo que queda, la verdad, se lo podía ahorrar a juzgar por las palabras del propio aspirante: decirles no al PP, Esquerra Republicana de Catalunya y Democràcia i Llibertat. A ver si empezamos a distinguir entre lo que es protocolo y lo que es negociación. Esto de que Sánchez se haya puesto de reina madre para recibir a todos en plan monarca y excluir además a EH Bildu me parece una pérdida de tiempo más. Y no parece que estemos para perder el tiempo. O sí, que intereses hay para todos los gustos.
Así que ya se pueden remangar y empezar a poner negro sobre blanco lo que deben ser los pactos, de Gobierno, de legislatura, de investidura, preferentes o exclusivos, a dos, tres o más formaciones. Pero como no arranquen me temo que van a escuchar aquello de “¡que empiece ya que el público se va, la gente se marea y el público se mea!”