Bilbao - Miquel Iceta, cabeza de lista del PSC en las pasadas elecciones catalanas, abrió la espita cuando se arrancó a bailar el tema de Queen Don’t stop me now en el transcurso de un mitin. Una acción totalmente improvisada que acabó asumiendo como leit motiv durante el resto de la campaña y que finalmente le dio réditos electorales. Desde entonces, la aparición de dirigentes políticos fuera de su entorno natural o llevando a cabo acciones de lo más mundano como bailar o tocar la guitarra en horario de máxima audiencia se ha multiplicado, una tendencia que ha llegado a la presente campaña electoral al 20-D.

“Es un proceso de normalización”, opina el asesor de comunicación y consultor político Antonio Gutiérrez-Rubí. “Los políticos están, y más en campaña electoral, a la búsqueda de las audiencias, y la audiencia televisiva es muy importante -agrega-. Ese tipo de programas permiten llegar a un público al que no llegarían con los espacios tradicionales de política”. La consultora de comunicación política y corporativa Itziar García Carretero explica que, toda vez que “la reputación de los dirigentes políticos está por los suelos, la ciudadanía no acude a ellos en busca de información y son los políticos los que tienen que ir donde están los ciudadanos”.

Y esos lugares son, en gran medida, “los espacios televisivos de entretenimiento, más que de información o debate político”, ya que “la gente ve más Sálvame”. Como ejemplo de ello pone la sonada intervención en directo que Pedro Sánchez realizó en el programa conducido por Jorge Javier Vázquez al poco de ser elegido secretario general del PSOE. En lo que los dos especialistas consultados coinciden es en que no se trata de un fenómeno totalmente novedoso. “Antes ya se había producido algún intento por parte del PSOE, que siempre ha sido pionero e innovador en ese sentido, solo que ahora, con más candidatos, ha aumentado el número de intervenciones de este tipo y se han apuntado todos”, considera García Carretero.

Gutiérrez-Rubí valora, por su parte, que “nuestros políticos han estado, más excepcionalmente, en programas de altas audiencias; lo que ocurre es que ahora están más presentes, con la profusión de las tertulias y de esos espacios más íntimos que ofrecen un tipo de entrevistas caracterizadas por el sentido del humor, el juego y lo lúdico”. Añade otro factor para este auge, y es la aparición de “una generación de políticos, en particular Pablo Iglesias, Albert Rivera y Pedro Sánchez, que no tienen vergüenza ni inconveniente en estar presentes en este tipo de programas” con el objetivo de ampliar sus audiencias. Insiste en que estos nuevos dirigentes políticos “tienen un mayor sentido de proximidad al ciudadano, son más desinhibidos en relación con la gestión y el liderazgo político, y eso me parece que es positivo”.

A la pregunta de si la aparición de los partidos emergentes, con Podemos y Ciudadanos a la cabeza, ha contribuido a esta humanización de la política, Itziar García responde que “no cabe duda”. Según ella, el conjunto de partidos “empezaron a ir a este tipo de debates cuando vieron a Pablo Iglesias en La Sexta y el éxito que tuvo en las elecciones europeas del año pasado; nadie esperaba que Podemos lograra cinco eurodiputados, ninguna encuesta vaticinaba ese resultado”. Esta consultora insiste en que “en la papeleta electoral de las europeas no aparecía Podemos, sino la cara de Iglesias, que era conocida por La Sexta Noche. Por tanto, han sido estos partidos, sobre todo Podemos, quienes han conseguido que al final las otras formaciones se sumen a este tipo de programas y formatos”.

El contrapunto a estas novedosas formas de comunicar, más cercanas a los ciudadanos, lo representaría, por tanto, el PP, en especial Mariano Rajoy. Y es que el candidato popular a las elecciones generales ha pasado de ser conocido como “el presidente del plasma” a multiplicarse en numerosas apariciones públicas ya desde la precampaña. Para Gutiérrez-Rubí, “es evidente que Mariano Rajoy, comentando el otro día un partido de fútbol en la Cope y este fin de semana yendo a una televisión de carácter generalista a hacerse una entrevista con ciudadanos, está comprendiendo que estar ausente de los programas de máxima audiencia es un error doble: en comparación con sus competidores y porque da una imagen muy deteriorada del presidente en relación con las estrategias de comunicación”.

Este asesor de comunicación y consultor político interpreta que el presidente del PP “ha tenido a lo largo de la legislatura una relación, digamos, difícil con los medios de comunicación y con la comunicación” propiamente dicha. “No ha buscado ofrecer una imagen de proximidad y de comunicación permanente, sino todo lo contrario”, incide, y la pantalla de plasma que utilizó para algunas comparecencias “sería el paroxismo de sus problemas”. Itziar García pone como ejemplo de este golpe de timón a la política comunicativa del presidente español su perfil actual de Twitter, en el que aparece haciéndose un selfie con un grupo de jóvenes. “Con esa foto busca romper con la imagen que se ha construido a lo largo de la legislatura de un hombre muy distante de la ciudadanía, cuando estamos viendo que los ciudadanos exigen más participación y cercanía”, valora.

Mensaje electoral Uno de los peligros aparentes de esta profusión de formatos más ligeros a través de los que los aspirantes al 20-D se presentan ante la sociedad es que el mensaje político propiamente dicho quede escondido. “No queda eclipsado, simplemente estas nuevas dinámicas ofrecen otro tipo de registros de carácter más emocional, vivencial y cultural”, considera Antonio Gutiérrez-Rubí, para el que esta información “más cotidiana y personal es muy valiosa para los electores, que quieren saber lo que piensan y sienten los candidatos”.

Según Itziar García, el hecho de que el mensaje político sea más o menos visible “depende del formato, en las tertulias no queda eclipsado”. Explica que “en el debate de El País no quedó escondido y no creo que en el del 7 de diciembre -que emitirán La Sexta y Antena 3- veamos ninguna propuesta política eclipsada. Bailando, evidentemente, sí. Cuando Miquel Iceta bailó vi a otro Iceta porque yo me lo imaginaba como alguien académico, propio la universidad, pero a nivel político no me transmitió nada”.

Respecto a los partidos que no participan de esta nueva forma de comunicar, Gutiérrez-Rubí afirma que “es una opción, cada formación escoge el formato y la estrategia de comunicación más adecuada para sus intereses. Pero me parece evidente que, en general, el mayor interés y audiencias se concentran en este tipo de programas”.