BARCELONA - La escenificación coral que la CUP organizó ayer no hizo sino ratificar que el problema para alcanzar un pacto con Junts pel Sí no reside en Artur Mas. De hecho, por vez primera en una comparecencia pública la fuerza anticapitalista aparcó el veto hacia el líder de Convergència de cara a una próxima investidura. Cuando su cabeza de lista fue interpelado acerca de si la nueva propuesta que aguardan incluye el nombre de otro candidato distinto al president en funciones, Antonio Baños se limitó a responder: “Una nueva propuesta, y punto”. Ya en la segunda sesión del primer debate el dirigente cupero evitó ahondar en esta cuestión al tiempo que agradecía al jefe del Govern su disposición a introducir concesiones, pero esta vez, algo inédito en los últimos meses, la CUP fue un paso más allá al pasar de puntillas sobre lo que hasta la fecha era una negativa taxativa, y dedicarse solo a profundizar sobre los modos de funcionamiento de esta formación, que no tomará ninguna decisión en firme que no pase por una asamblea extraordinaria abierta.

La marca radical consiguió de nuevo lo que en el argot deportivo se describe como un lleno hasta la bandera, en este caso de prensa, prueba de la atracción que sus posicionamientos suscitan en este trance donde Catalunya camina hacia la ruptura pero aún sin president. Los diputados cuperos y algunos miembros del secretariado nacional comparecieron en el Parlament para aclarar que el relato de la “campaña mediática” de los últimos días donde políticos convergentes han censurado el “chantaje” al que se sienten sometidos por la CUP es “rotundamente falso”. Eso sí, el tema central volvió a ser Mas, y ahí el partido antisistema moduló su mensaje para fiarlo todo a lo que diga su militancia. Por de pronto, no está previsto que en la asamblea nacional se vote nada sobre la hipotética investidura, después de que las asambleas territoriales debatan entre el martes y el jueves de la próxima semana el estado de las conversaciones con JxSí, para, luego, el día 29, ponerlo todo en común. Ahora bien, si en esas fechas se cerrara un acuerdo con la coalición tricéfala, la jornada de debate nacional se reformularía para ratificar o no el consenso. De hecho, el engranaje asambleario de la CUP ya está activado por si el acuerdo fructificara.

Lo cierto es que si hasta hace poco señalaban que era “imposible” asumir todo planteamiento que incluyera a Mas, ahora sostienen que lo pondrían “en consideración de la militancia”. “Estamos esperando que nos hagan una propuesta. Cuando antes la tengamos, antes decidiremos”, zanjó la diputada Gabriela Serra. Y es que barajarían estrechar la mano de Junts pel Sí antes de que arranque la campaña para las generales pese al monumental enfado por las declaraciones de dirigentes de CDC como Francesc Homs y Andreu Mas-Colell. “Si en CDC quedan autonomistas, que lo expliquen a los votantes”, reclamó ayer Baños, recordando a la formación nacionalista que “tiene un mandato de compromiso con la independencia”. Según lamentó, ha aparecido un “escenario neoautonomista”, que los cuperos creían ya “superado” tras la declaración de ruptura. “Ni peix al cove -política de pájaro en mano- ni la puta i la Ramoneta” -jugar a dos bandas-”, clamó el líder de la CUP. A su vez, la diputada Eulalia Reguant señaló que si alguien está cediendo en las negociaciones es la CUP, precisando que hay que “distinguir” entre el programa político anticapitalista y las condiciones “de mínimos” que trasladan a JxSí. “El nuestro es un proyecto independentista, anticapitalista y feminista, que apuesta por la banca pública y para abrir el debate sobre salir del euro. No renunciamos a trabajar para ello, pero nada de eso está en la mesa de negociación”, destacó.

optimismo en junts pel sí Desde la fuerza que el 27-S encabezó Raül Romeva también se desprende optimismo en las últimas horas. Precisamente él aseguró ayer que se ha pedido a la CUP que transija y acepte un acuerdo que “no humille a nadie ni suponga una renuncia absoluta a nadie”. En declaraciones a Catalunya Ràdio, el miembro de la sociedad civil abogó por no estar “permanentemente hablando de Mas sí o no”, y solicitó “ampliar el espectro”, o lo que es igual, centrarse en aspectos programáticos, o como demandó Oriol Junqueras, “en llenar las propuestas de contenido”. Aunque a Romeva le ha disgustado el enzarzamiento entre dirigentes de una y otra bancada, garantizó que el acuerdo no tendría “vencedores ni vencidos”. “Hay que dejar a un lado las menudencias, renunciando a parte de tu ideario para incorporar el ideario del otro”, argumentó en clave de éxito. No en vano, parece cerca.

Quizás tan cerca como se exhibió ayer Esperanza Aguirre con Mariano Rajoy, escenificando imagen de todos a una para rescatar al PP de cara al 20-D y con Catalunya como telón de fondo. El presidente español repitió que mientras él esté al frente de La Moncloa “nunca” negociará ni “transigirá” sobre la unidad de España, y resaltó que las decisiones ante el reto independentista serán “estudiadas, reflexionadas y proporcionadas”.