Bruselas - La UE celebró el sábado los 30 años de la firma del acuerdo de Schengen el 14 de junio de 1985, en un acto en el que líderes comunitarios destacaron las ventajas de ese espacio para los europeos y advirtieron contra el levantamiento de nuevas fronteras y una eventual falta de solidaridad con los migrantes, pero lo cierto es que esta última crisis deja al Tratado en su peor momento.

En la ceremonia que tuvo lugar en Schengen, una localidad de Luxemburgo con apenas 600 habitantes cerca de donde se unen las fronteras de este país con Alemania y Francia, participaron el primer ministro del Gran Ducado, Xavier Bettel, el alcalde de la localidad, Ben Homan, y los presidentes de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, y del Parlamento Europeo (PE), Martin Schulz.

Los discursos estuvieron marcados por un repaso por la historia europea que permitió la firma del acuerdo por el que se abolieron las fronteras internas entre Estados miembros y se permitió la libre circulación de ciudadanos europeos, pero también por una mirada al presente y advertencias contrae quienes pretenden erigir nuevas fronteras y poner en peligro el pilar de la solidaridad. “Hace 70 años (el fin de la segunda Guerra Mundial) luchamos por fronteras. Ahora para las generaciones jóvenes es solo algo normal que no las haya y no se pueden imaginar lo que era antes visitar otros países”, señaló Bettel. “Schengen es más fuerte unido. Las policías trabajan juntas, intercambian información. Es posible expresarse, decir lo que uno piensa, ser defendido, poder soñar”, añadió. “Créanme, en un gran número de países de este mundo no es la norma”, resaltó Bettel, quien se refirió también al drama migratorio en el Mediterráneo y la propuesta de reparto por cuotas de la CE que la mayoría de los países rechaza y quiere que sea voluntario. “Espero que en el Consejo Europeo no lleguemos a tener que votar. Que no vea al presidente (Donald) Tusk coger una calculadora para ver quienes se expresan a favor o en contra de la solidaridad”, afirmó Bettel. Recordó que hace poco en reuniones de emergencia “todo el mundo hablaba de solidaridad”, pero que “luego lo primero que se hace en casa es recortar los presupuestos que ayudan a esa solidaridad” dijo, lamentando ese “doble discurso”.

El presidente de la CE señaló ante los críticos con la Unión Europea (UE) y Schengen que “para hacer a Europa más comprensible y transmitir lo que es Europa, habría que reintroducir seis meses las fronteras”. “Entonces la gente la entendería de nuevo”, agregó. Juncker, quien dijo que muchos males se achacan a la mala aplicación de Schengen, como en el tema migratorio, aseguró que el espacio es el “más seguro” con una cooperación policial que no existía antes.

Por su parte, el presidente del Parlamento Europeo recordó que el siglo XX estuvo marcado por el “terror” en la primera mitad por la segunda Guerra Mundial y por la “felicidad” en la segunda por el Tratado constitutivo de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero de 1951 por el que Francia y los países del Benelux abrieron sus puertas a Alemania, la firma de Schengen y la caída del Muro de Berlín.

“Schengen era la abolición de la fronteras físicas” tras la abolición de las “fronteras políticas”, dijo. Pero en la actualidad, recalcó, hay quienes quieren retroceder. “Aquellos que quieren reintroducir las frontera quieren separarnos de nuevo. Escuchen la retórica de las personas que agitan contra la integración europea, contra Bruselas, contra el supuesto super-Estado, la máquina de despilfarro de dinero... son los mismos que agitan contra los migrantes, desprecian a las minorías y quieren reprimir sus derechos”, indicó. Schulz también aseveró que “acoger entre 507 millones de europeos en 28 Estados miembros a 500.000 personas no debería ser un problema para la parte más rica del mundo”.

Bloqueados en Ventimiglia Prueba de la situación de bloqueo que vive el Tratado lo tenemos en el centenar de inmigrantes africanos están bloqueados desde el jueves en la localidad italiana de Ventimiglia, en la frontera con Francia, después de que la policía francesa les haya impedido el paso, según denunció ayer su alcalde. El alcalde de esta localidad fronteriza italiana, Enrico Ioculano, aseguró en declaraciones a los medios italianos que los gendarmes franceses les impiden pasar la frontera.

Ioculano explicó que otro grupo de inmigrantes denunció que fueron sacados del tren en el que viajaban con destino a la localidad francesa de Niza y conducidos a Ventimiglia. El alcalde aseguró que la situación es preocupante, ya que entre ellos “hay muchas familias con niños pequeños que no tienen nada”, y explicó que se han instalado servicios higiénicos y que Cruz Roja y Caritas se está ocupando de distribuir alimentos. También se espera que durante la tarde lleguen algunos módulos para poder dar cobijo durante la noche a estas personas.

El alcalde de Ventimiglia explicó que ayer se habían concentrado unos 240 inmigrantes, en su mayoría etíopes y sudaneses eritreos, pero que durante la mañana quedaban sólo un centenar por lo que se cree que han podido pasar las frontera por otras carreteras.

Algunos de ellos se han concentrado ante la frontera exigiendo poder pasar y se han vivido algunos momentos de tensión, mientras algunos de los inmigrantes han anunciado que comenzarán una huelga de hambre si no les dejan pasar la frontera.

Además, centenares de inmigrantes siguen buscando cobijo en las estaciones ferroviarias de varias ciudades italianas, a la espera de poder viajar a otros países europeos.

En la Estación Central de Milán más de 400 inmigrantes, en su mayoría eritreos, viven y duermen en su interior en precarias condiciones higiénicas y sanitarias. Por el momento, las autoridades milanesas han procedido a expulsar a los inmigrantes de la estación, que han buscado reparo en el exterior, pero no se ha dado otra solución.

La misma escena se vive en la estación romana de Tiburtina, donde se concentran desde hace algunos días varios centenares de inmigrantes. En este caso, la Cruz Roja Italiana anunció la instalación de un campo que puede acoger hasta 150 personas para dar cobijo los inmigrantes que pasan la noche en los alrededores de la estación romana. - Efe