donostia - El PNV y Sortu buscan un acuerdo sobre paz que podría traducirse en que la izquierda abertzale avanzara en su autocrítica por el daño causado, y que podría a su vez reactivar los trabajos parlamentarios en materia de convivencia, congelados desde que el socialismo abandonara la Ponencia de Paz al entender que ese sector político aún no ha había dado los pasos necesarios. La disposición es buena, pero no es menos cierto que sus conversaciones han avanzado de sobresalto en sobresalto, con acusaciones mutuas de haber filtrado datos a los medios de comunicación, o después de que Sortu insinuara que el PNV había pedido un pacto de silencio y no denunciar supuestas irregularidades en la gestión jeltzale a cambio de llegar a un acuerdo. Con las elecciones municipales y forales del 24 de mayo a la vuelta de la esquina, cabe el riesgo de que las relaciones se enrarezcan, tratándose de dos rivales naturales en las urnas. A las pugnas electorales podría sumarse otra dificultad: las discrepancias de fondo sobre la paz, de modo que el acuerdo podría no ser sencillo. En una entrevista concedida a este periódico con motivo del Aberri Eguna, el burukide Koldo Mediavilla no se atrevió a vaticinar que el acuerdo llegará antes de las elecciones porque “los ritmos en el ámbito de la izquierda abertzale son más lentos que en el conjunto de las formaciones”. No obstante, Sortu dejó ver ayer que, al menos, quiere ofrecer una respuesta al documento del PNV antes de los comicios. Aún no ha hecho llegar a los jeltzales su opinión sobre el texto, ningún comentario positivo o negativo, y ayer solo dejó ver que los emplazará a un nuevo encuentro o les enviará su respuesta. El PNV preferiría avances cuanto antes, pero tampoco lo eleva a la categoría de condición indispensable ni se empecinará en los plazos.
La izquierda abertzale envió un primer documento al PNV que no cumplió las expectativas del partido de Andoni Ortuzar, al entender que Sortu apostaba por un modelo de contrapartidas condicionando los avances a lo que hiciera Madrid. Por ejemplo, ligaba el desarme de ETA a la retirada de las fuerzas de seguridad estatales de suelo vasco. El PNV envió una contrapropuesta, y el portavoz de Sortu, Pernando Barrena, fue interrogado ayer al respecto en una rueda de prensa en Donostia donde aseguró que ese texto está “en fase de análisis” por parte de la izquierda abertzale. Esperan poder completarlo “en un plazo de tiempo breve” para trasladárselo al PNV, algo que tienen “interés” en que “sea antes de las elecciones”. Aun así, no puso la mano en el fuego sobre la posibilidad de zanjarlo todo antes de los comicios. “No está claro cuál va a ser el ritmo que va a seguir esta dinámica pero, en principio, nuestro interés es que esto se haga antes de las elecciones. Pero que sea posible o no, no depende únicamente de nosotros”, dijo.
Los partidos piden a la izquierda abertzale que ahonde en la autocrítica, que no aborde solo el futuro sino también el pasado de cincuenta años de violencia. Es el punto más sensible para Sortu y algunas formaciones temen que quiera pasarlo por alto y centrarse en la hoja de ruta para los próximos meses. El lehendakari Urkullu ha impulsado el programa Zuzendu para promover la autocrítica en distintos sectores y ámbitos, y el propio Barrena respondía recientemente que hacer autocrítica está bien y lo comparte, pero no en los términos del Gobierno Vasco. Rechazó plegarse a los términos de su adversario electoral y que se traslade la idea de que solo la izquierda abertzale debe hacer autocrítica. Dijo que no abjurarían de su trayectoria histórica.
En ese contexto, y sobre la propuesta de Urkullu, el diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano, dijo ayer en una entrevista con Euskadi Irratia recogida por Europa Press que él no ha venido a la política “a hacer historiografía”. “ETA ha sido un agente político-militar desde 1959 hasta hoy. Ha hecho muchas cosas y no sé si hay que juzgarlas todas al mismo tiempo o si nos corresponde a los políticos hacerlo. A ETA la han juzgado los jueces, e Iñigo Urkullu debería decir dónde estaba hace 40 años o hace 20 años. No creo que ese sea el camino y, teniendo en cuenta procesos parecidos que se están desarrollando en el mundo y los que ya han concluido, creo que debemos aprender que ese no es el camino”, dijo.
dispersión En el Día Internacional de los Presos Políticos, la red ciudadana Sare entregó ayer el libro de la dispersión en la delegación del Gobierno español en Bizkaia, el Consulado de Francia, la Diputación y el Ayuntamiento de Bilbao, con una carta en la que emplazan a sus autoridades a que hagan “lo que esté en su mano para acabar con la dispersión”.