El 27 de septiembre del pasado año, Lokarri decidió en asamblea poner fecha de caducidad a su andadura. El 9 de octubre hacía oficial esta decisión. Nueve años después de su nacimiento -surgió en 2006 como un movimiento heredero de Elkarri- la red social por el diálogo puso ayer punto final a su historia.

DNA ha querido pulsar lo que ha significado Lokarri en el proceso de paz y la posibilidad de que un movimiento social de este tipo tome su relevo. Jonan Fernández, secretario de Paz y Convivencia del Gobierno Vasco; Gemma Zabaleta, exparlamentaria vasca del PSE; el sociólogo Javier Elzo; la profesora universitaria Arantxa Urkaregi: y el politólogo Andoni Unzalu han respondido al pequeño cuestionario -apenas dos preguntas- que les ha trasladado este diario:

1. ¿Qué papel ha jugado Lokarri en el proceso de paz?

2. ¿Hoy en día es necesario un movimiento de este tipo o hay cauces (Parlamento, partidos) para lograr la convivencia?

Jonan Fernández

“Creo que Lokarri ha jugado diferentes papeles a lo largo de su historia. En la primera etapa, de 2006 a 2009, fueron años muy duros y considero que entonces su labor fue clave para mantener la esperanza. Eran años en los que nadie creía en la función de Lokarri y se pensaba que no tenía sentido. Supieron estar ahí y aguantar, y eso es tan importante como los momentos que vinieron después como la Conferencia de Aiete. En general se debe señalar que Lokarri ha servido de puente y ha creado un discurso social para ayudar y colaborar en la búsqueda de la paz”.

“Probablemente es un modelo de movimiento social de una etapa pasada y ahora la sociedad tendrá que buscar nuevas formas para que las voces críticas de la sociedad convivan con la política. Creo que la sociedad siempre tiene que estar presente. En unos momentos toma forma de movimiento social organizado de una manera, y en otros momentos toma forma de red social. La sociedad es dinámica y evoluciona, y de lo que no tengo ninguna duda es de que habrá voces sociales organizadas y hay que estar atentos a ver cómo se expresarán. Lo que es seguro es que se tiene que contar con ellas”.

Gemma Zabaleta

“La contribución de Lokarri ha sido muy importante. Recuerdo la época en la que había, sobre todo, una incomunicación enorme entre los partidos políticos y Lokarri hizo una labor de puente, y las labores de puente siempre reciben palos de todos los lados. Nunca son reconocidas en su momento, son enormemente criticadas e incomprendidas, pero van tejiendo esas complicidades que son fundamentales. Creo que tuvo en un primer momento, cuando se sufría la violencia de ETA, un papel muy importante al intentar hacer esa labor de puente de la que he hablado y después tuvo una función determinante a la hora de fijar los pasos y los preparativos de lo que fue la Conferencia de Aiete. Su labor ha sido imprescindible”.

“A mí me parece que los movimientos sociales son importantes. Ocupan su papel, que no es sustituir a los partidos. Los partidos políticos tienen su ámbito, las instituciones también, pero creo que en nuestra sociedad hay todavía asignaturas pendientes, sobre todo en lo que significa mejorar la convivencia, romper muchas veces los estereotipos del discurso político, que muchas están anclados en una retórica que no está al nivel de lo que ha avanzado la sociedad. Los movimientos sociales juegan un papel de concienciación y de aproximación entre los ciudadanos. Quizá ahora la realidad sea otra, y estamos en otra dimensión. Estamos en un contexto en el que ETA tiene que anunciar su desarme, pero yo doy por amortizada la anterior etapa y hay que tejer complicidades y aproximarnos para buscar lo que nos une y trabajar en todo lo relativo a la convivencia. Tantos años de violencia han dejado heridas que debemos suturar y en ese sentido los movimientos sociales juegan su papel”.

Javier Elzo

“Es cierto, yo al menos así lo pienso, que durante los años de plomo de las acciones de ETA y de determinadas acciones de violencia injusta, torturas incluidas, en la lucha contra el terrorismo, -dicho sea sin meter a todos en el mismo saco-, la gran masa de la sociedad vasca, aún condenando esas violencias, lo hizo, mayoritariamente, de modo silente, implicándose poco más que en diversas manifestaciones. Muchas multitudinarias. Pero en el seno de esa misma social, plural como pocas, surgieron movimientos, obviamente plurales, que, aún con el objetivo último de superar, llamémosle así, “el contencioso vasco” en su dimensión más dramática de muertes, persecuciones, extorsiones, amedrentamientos, violencias injustas, etc., respondieron, acentuando esta o aquella respuesta, este o aquel procedimiento, este o aquel objetivo parcial. Entre estos movimientos hay que situar a Elkarri y, a su vera, Lokarri, que ayer dio por terminada su andadura. Con el agradecimiento de gran parte de la sociedad vasca, también la mía, aunque no de toda la sociedad. Como sucedió con Gesto por la Paz, por limitarme a solamente dos de los movimientos ciudadanos que surgieron del seno de la sociedad vasca, cuando, otro sábado, hace un par de años, también en Bilbao, decidió disolverse”.

“El parlamento y los partidos políticos, también existieron en el denominado proceso de paz. No hay que olvidarlo. Reflejo de la sociedad ello también son plurales y plurales sus propuestas. No fueron convidados de piedra en la resolución, todavía incompleta, del contencioso vasco pues, como se señala bien en la pregunta a esta cuestión, nos queda por lograr la convivencia. Y en este empeño debemos jugar todos. Convivir es “vivir con”. Esto puede hacerse, por simplificar, bajo tres formas: la coexistencia pacifica limitada a un “buenos días, buenas tarde”; una convivencia más amplia pero excluyendo toda referencia a la experiencia vivida los últimos cuarenta años y, en fin, mediante unos encuentros mas o menos formales entre diferentes, donde nos escuchemos, los que hemos vivido, sea en nuestras carnes, en las de nuestras familias o amigos, experiencias de dolor, incluso de muerte, podamos así, mediante procesos de reconciliación, concordia o como quieran llamarlo, dar un paso a la convivencia activa. Entiendo por convivencia activa la que, al menos en algún momento, ha transitado por poner encima de la mesa nuestras vivencias y experiencias, las hemos expresado ante diferentes, hemos escuchado las suyas, hemos compartido dolor cuando lo haya, en un ejercicio de respeto y de voluntad de “nunca más”. Solamente así tendremos alguna posibilidad de superar el contencioso, precisamente porque lo hemos asumido entre diferentes y no solamente entre los “míos”, los “nuestros”.

Arantxa Urkaregi

“Lokarri ha sido un factor fundamental en el proceso que se vive en Euskal Herria en los últimos años. Desde la Conferencia de Aiete hasta las recomendaciones del Foro Social, en las que tomó parte una diversa base social, Lokarri ha jugado un papel fundamental. Por todo ello hay que reconocer el trabajo que ha realizado a lo largo de estos años. Además, hay que tener en cuenta las condiciones en las que se ha llevado a cabo su aportación. Ha habido momentos muy difíciles en los que era complicado mantener las posiciones que ha defendido Lokarri. Por todo ello, creo que hay que reconocer la labor que han hecho a lo largo de estos nueve años”.

“No sé si hay espacio para otro movimiento social del estilo de Lokarri, pero lo que sí tengo claro que para culminar el proceso de paz y lograr una convivencia justa que nos haga superar el conflicto es necesaria la implicación de la sociedad. Es necesario el debate en todos los estratos de la sociedad, bien sea en la universidad, los ayuntamientos... Creo que todos somos necesarios. Por otro lado, Lokarri aseguró en la visita que realizó al Parlamento Vasco que los partidos deben impulsar la Ponencia de Paz que se encuentra estancada. Y eso es labor de las formaciones políticas. Como he señalado antes, para culminar este proceso es necesaria la aportación de todos, tanto a nivel institucional y político, pero también a nivel social. Es vital la implicación de todos”.

Andoni Unzalu

“Lokarri ha anunciado su final. Seguramente nos hará falta más tiempo para un análisis más sereno de su andadura. Pero algunos elementos me parecen claros. ¿Qué ha aportado Elkarri (no es error, han sido lo mismo) a la sociedad vasca? Yo creo que lo fundamental que ha aportado es el velo de la inocencia. Un lenguaje imaginativo para dar tranquilidad a una sociedad vasca que ha sido cómplice durante años, por acción y omisión, del terrorismo de ETA. Elkarri ha aportado una desconexión sin culpas de la comunidad nacionalista respecto al terrorismo material de ETA. Ha aislado la responsabilidad del terrorismo al ámbito exclusivo de los propios terroristas y situado como causa lejana el “conflicto”. Ha transformado la sociedad vasca, y en especial la comunidad nacionalista, en mero espectador, cuando no víctima, del desvarío terrorista producido por una interpretación equivocada del “conflicto”, que siempre ha reivindicado como causa última”.

“En Euskadi ha habido terroristas que mataban, colectivos que les apoyaban, mucha gente que miró para otro lado, personas asesinadas y una minoría que se enfrentó al terrorismo. Esa es la verdad que Elkarri-Lokarri siempre ha intentado ocultar con su velo de pureza”.