Gasteiz - Recién llegado tras asistir con la delegación de su partido, el Parti Québécois, al proceso participativo celebrado en Catalunya el pasado domingo, Daniel Turp, profesor de derecho constitucional e internacional en la Universidad de Montreal, narra con entusiasmo su experiencia en los días previos y durante el 9-N, antes de participar invitado por EH Bildu en la Ponencia de Autogobierno del Parlamento Vasco. “Ya vine al País Vasco en 2002”, recuerda durante la entrevista mientras rescata de su maletín un ejemplar de esa fecha de una publicación de Elkarri, en la que se recoge el encuentro que el colectivo organizó junto a otros dos colegas canadienses y expertos como él en derecho constitucional, pero con posiciones ideológicas divergentes sobre Québec. No fue aquella la única ocasión en la que ha visitado Euskadi.

Acaba de llegar de Catalunya, ¿qué valoración hace de lo que vio usted el pasado domingo?

-Lo que he visto es un pueblo tremendamente contento de poder votar. Personas de todo tipo, muy mayores, que todavía tienen presente el franquismo, pero también jóvenes, muchos jóvenes.

¿Pero tiene el 9-N algún valor, en la medida en que el Estado español no le reconoce ninguna validez legal?

-Tiene un valor político importantísimo, porque demuestra el empuje favorable a la independencia. Demuestra también la fuerza de la sociedad civil, que ayuda a los partidos políticos, su trabajo común. Cuando oigo que es inútil... yo no lo entiendo. Cuando el Gobierno español dice que este proceso no es democrático, no lo entiendo. Obviamente, el Gobierno español no ha visto lo que ocurrió el domingo. Si lo hubiese visto, se habría dado cuenta de que la gente se ha apropiado de su derecho a decidir.

El Estado español argumenta que la Constitución recoge la “unidad indisoluble de la nación española” y que establece que “la soberanía nacional reside en el pueblo español”. ¿Es posible resolver ese conflicto jurídico entre el texto constitucional y las demandas políticas de una parte importante de la sociedades catalana o vasca, por ejemplo?

-La Constitución española es contraria a uno de los derechos más fundamentales, el derecho colectivo de los pueblos a disponer de sí mismos. La Constitución española es ilegal, no este referéndum [en referencia al promovido en Catalunya]. La consulta y el referéndum es el instrumento que se utiliza para ejercer ese derecho. Quiero recordar que España ratificó la Carta de Naciones Unidas, los pactos internacionales sobre Derechos Humanos, que reconocen este derecho de todos, todos los pueblos, el vasco, el catalán, el kurdo, el quebequés... que no aceptan que las constituciones de los estados en los que están integrados afirmen perentoriamente que la nación es indisoluble e indivisible. De hecho, si los estados fueran indivisibles, ¿por qué hoy hay unos 200 cuando en 1945 había 50? Los estados no son indisolubles ni debieran serlo.

La vicepresidenta del Gobierno afirmaba el martes en el Senado que con este Gobierno “nunca habrá secesión”. Como espectador de este conflicto, ¿ve alguna posible manera de resolver un conflicto que trasciende lo jurídico hacia lo político? ¿Hay alguna salida?

-Yo espero que los españoles cambien de Gobierno, espero que los españoles elijan un gobierno que respete la democracia, la democracia como respeto a los derechos de las naciones en el territorio del Estado español. ¿Cómo pueden los españoles aceptar a ese gobierno cuando ven que hace menos de un mes en el Reino Unido se aceptó organizar un referéndum en Escocia? Yo creo que si Europa quiere realmente ser democrática deberá elegir la vía del Reino Unido y no la vía española.

Sin embargo, el propio primer ministro británico, David Cameron, ha hecho declaraciones públicas apoyando al Gobierno de Mariano Rajoy...

-No, no ha apoyado tanto la indivisibilidad de España, sino que ha deseado que España siga estando unida. David Cameron ha apoyado el derecho a decidir de los escoceses y Rajoy deberá hacer lo mismo.

En cualquier caso, una de las advertencias que se hace a Catalunya es que, de declararse independiente, quedaría fuera de la Unión Europea.

-Pues no es realista, porque Catalunya será sí o sí miembro de la UE. Es un argumento para atemorizar y disuadir a los catalanes. Dijeron lo mismo de los escoceses, pero una vez que el país existe porque los ciudadanos así lo han querido, la UE tiene interés en que ese país siga formando parte de ella.

¿Realmente es posible que si el Estado español no reconoce un proceso como el catalán, la comunidad internacional vaya a reconocerlo?

-Sí, el ejemplo más interesante de los últimos años es el de Kosovo. Serbia no acepta que Kosovo sea un país, pero hay más de cien países que lo reconocen, por lo tanto la objeción de un país deja de ser un impedimento para el reconocimiento de un nuevo Estado. Sinceramente creo que la actitud de España sobre estos procesos participativos, la utilización de los tribunales y de la Constitución para suspender todo tipo de actuación y, lo que es peor, la persecución legal contra Artur Mas y algunos de sus consejeros va a hacer perder a España credibilidad ante los otros países.

Dadas las circunstancias, parece que el siguiente paso en Catalunya serán unas elecciones plebiscitarias, ERC demanda una declaración unilateral de independencia... ¿Es la unilateralidad la vía adecuada para abordar esta situación?

-He hablado con muchos dirigentes políticos estos días en Catalunya y hay un gran consenso en torno a la organización de plebiscitarias, se habla de finales de febrero como fecha probable. Y esas elecciones darían al señor Mas, al señor Junqueras, a la coalición independentista en caso de ganar con una mayoría, de hecho como la última vez, les darían mucha legitimidad. Y sobre la base de esa legitimidad se irán dando pasos. Mas, el 9-N por la noche, ya dijo que quería poder celebrar un referéndum legal y definitivo. Y todavía le ha dado una oportunidad más al Estado español para que autorice un referéndum. Ahora, si la respuesta es la de estos últimos meses ¿qué le queda a Catalunya? Una declaración de independencia. Declarar la independencia, incluso unilateralmente, no es ilegal. La Corte Internacional de Justicia lo afirmó en el fallo sobre Kosovo. Así que si Catalunya declara unilateralmente su independencia no será ilegal.

¿Puede aprender algo Euskadi de los procesos escocés o catalán?

-Los vascos podéis constatar que el Estado español no ha cambiado mucho, pasasteis lo mismo con el Plan Ibarretxe y el proyecto de consulta de 2008. El País Vasco elegirá su propia vía, pero Catalunya es una auténtica fuente de inspiración porque ha iniciado un proceso de autodeterminación, ha asociado al pueblo a ese proceso y se ve que cuando se produce ese tipo de asociación el pueblo quiere trabajar en esa posibilidad de decidir. Lo he vivido también en Escocia. Eso es empoderar a las personas. Salmond ya lo dijo: “Este referéndum es para empoderar al pueblo escocés”. Y lo mismo ha ocurrido en Catalunya. Y yo deseo esto mismo para el País Vasco. En Québec lo vimos también.

Turp interrumpe para mostrar un cuadro comparativo de referendos celebrados en Escocia, Québec, Catalunya y Euskadi... y subraya la cifra de participación del último referéndum en Québec, celebrado en 1995: el 93,5%. “Cuando se hacen grandes debates sobre el porvenir de un pueblo, la gente al final quiere participar, todos, sean de la ideología que sean”.