jerusalén - Israel cerró ayer el acceso de los musulmanes a la Explanada de las Mezquitas, una decisión sin precedentes desde la Guerra de los Seis Días de 1967, en medio de una creciente tensión en los barrios árabes y el casco viejo de la ciudad santa. La decisión fue adoptada después de que el miércoles un presunto pistolero palestino tratara de asesinar a tiros al rabino Yehuda Glick, líder de una organización ultranacionalista y mesiánica que promueve la colonización de Jerusalén y el cambio del status quo en la explanada.

Según la versión oficial, Mutanaz Hijazi, un exconvicto de 32 años miembro del grupo radical palestino Yihad Islámica, se acercó al religioso a la salida de una conferencia en el centro Menachen Begin, en Jerusalén Este, y tras preguntarle por su nombre le descerrajó tres tiros.

Las autoridades israelíes adujeron “razones de seguridad” para cerrar por completo la explanada tanto a los musulmanes como a los turistas. Esto último no ocurría desde que a finales de septiembre de 2000 entró en la Explanada el entonces líder de la derecha y luego ministro israelí, Ariel Sharón, en un acto que se considera el detonante de la segunda Intifada. La medida fue condenada tanto por el jeque a cargo de la gestión del recinto, Azam Tamimi, como por el Gobierno de Jordania, que ejerce allí la autoridad desde los acuerdos de paz de 1994 entre Israel y Jordania. “Es la primera vez que el santuario está cerrado para los que rezan. Es un paso muy peligroso que solo añade gasolina a la pira que ha comenzado a arder”, afirmó. Al final, el recinto fue reabierto tras las presiones de EEUU. - Efe