cuando arrancó el curso político vasco tras el parón veraniego, el lehendakari tenía ante sí un escenario endiablado, ya que los comicios municipales y forales de mayo se encontraban a la vuelta de la esquina y la contienda preelectoral podría complicar la búsqueda de consensos; y el PSE acababa de estrenar liderazgo con Idoia Mendia al frente, sin despejar si rompería con el PNV para escenificar un viraje a la izquierda. No se esperaba ninguna concesión de EH Bildu, y el PP había endurecido su discurso sembrando la sospecha sobre la financiación de los batzokis y rompiendo los consensos sobre protección social al acusar a los inmigrantes magrebíes de abusar de las ayudas públicas. Desde el Gobierno Vasco admitían en privado que esperaban duros ataques en el Pleno de Política General del 25 de septiembre. Pero al final hubo sorpresa. Mendia consideró que el pacto con el PNV seguía siendo válido, y EH Bildu se abrió a negociar los Presupuestos sin condiciones de máximos. Iñigo Urkullu anunció la apertura de una ronda de contactos con los partidos para tejer complicidades sobre la crisis, la paz y el autogobierno, y las entrevistas han servido para reforzar esas posibles vías de acuerdo y para consolidar el pacto con el PSE, que ayer vio al Gobierno Vasco dispuesto a corregir los fallos en los que haya podido incurrir. No es un dato menor. Su disposición cada vez más abierta al acuerdo puede servir al PNV para aprobar sus Cuentas en Lakua y la Diputación de Bizkaia.
Está por ver si cristalizan los consensos con la oposición o si, con los comicios de mayo en el horizonte, hay algún componente de electoralismo en los discursos conciliadores de los partidos. Por el momento, el margen de entendimiento parece mayor sobre las Cuentas y en materia social, mientras el acuerdo sobre el nuevo estatus está muy verde. En materia de convivencia, los partidos se mantienen a la expectativa de la autocrítica que pueda realizar EH Bildu para reactivar la Ponencia de Paz, aunque en ese caso sí se está trabajando ya.
La conclusión más clara es, según fuentes del Gobierno Vasco consultadas por este diario, que todos los partidos coinciden en la necesidad de que las instituciones puedan aprobar sus Presupuestos para 2015. El único que quedó al margen fue Gorka Maneiro, de UPyD. En la ronda, los partidos y el lehendakari no pidieron a bocajarro aprobarse mutuamente las Cuentas en las instituciones ni se encauzó ningún cambio de cromos, sino que coincidieron simplemente en la apuesta por la estabilidad institucional. También lo hizo el PSE, a pesar de que no gobierna ninguna diputación ni capital. El Gobierno, no obstante, es consciente de que tejer alianzas corresponderá a los partidos, y sabe que en cada institución hay unas mayorías diferentes y pueden cuajar alianzas dispares. El acuerdo sobre las Cuentas no sería una cuestión anecdótica, ya que es el principal instrumento con el que cuentan las instituciones para desplegar sus políticas, y además permitiría que las principales plazas de la CAV contaran con Presupuestos en el año de la recuperación económica.
el pp, al margen En ese sentido, Lakua también ha visto margen para definir la cartera de servicios sociales, es decir, para acordar cuáles deben ser los servicios públicos que presten las administraciones. El PP se ha situado al margen de ese consenso de alguna manera, según las fuentes consultadas, por acusar a los inmigrantes magrebíes de abusar de las ayudas sociales. No es el único punto del que se descuelga. El lehendakari vio en sus interlocutores “disposición a abordar” el debate del suelo ético y de la reapertura de la Ponencia de Paz, pero “no tanto en el PP”. No obstante, todos los partidos están a la espera de que EH Bildu dé el paso que ha anunciado en materia de autocrítica.
Los populares de Arantza Quiroga se arriesgan a abandonar la centralidad y quedarse fuera de los acuerdos en áreas tan relevantes como las prestaciones sociales y la paz. Sí se abren a negociar los Presupuestos, quizás con la expectativa de que el resto de partidos respondan con la misma moneda en la Diputación de Araba y el Ayuntamiento de Gasteiz.
En cuanto al nuevo estatus para Euskadi, cada partido sigue defendiendo sus postulados y el debate está verde, aunque tampoco extraña si se tiene en cuenta que la Ponencia de Autogobierno no entrará en la fase de conclusiones hasta después de las elecciones de mayo. Será entonces cuando los partidos entren en harina y negocien sus posiciones. Lakua sigue teniendo claro que el nuevo estatus debe pactarse en el Parlamento.