Bilbao- El PNV cree que el Estado no logrará sepultar el problema de encaje de Catalunya y Euskadi a base de negativas sino que, muy al contrario, lejos de desistir, esa actitud encenderá los ánimos de quienes buscan un mayor autogobierno y enquistará el debate. Sucedió cuando el Tribunal Constitucional mutiló el Estatut catalán y cuando Mariano Rajoy negó a Artur Mas un nuevo pacto sobre financiación, una posición que llevó al president a romper con el Gobierno español y a postular la independencia al entender que no podría rascar más del Estado. Anteayer, el Congreso rechazaba transferir a Catalunya la competencia para celebrar una consulta independentista, una nueva negativa a los defensores del plebiscito, que habían acudido a la Cámara con un planteamiento legal y de pacto. El burukide Koldo Mediavilla escuchó ayer la entrevista al popular Leopoldo Barreda en Onda Vasca y, aunque no le sorprendió su análisis del debate del Congreso, sí le encendieron sus palabras, que rezumarían "supremacía ideológica", tratarían a los nacionalistas vascos y catalanes como unos "pirados", y menospreciarían las ideas y derechos de los demás porque solo la "españolidad" cabe en la legalidad.
En un artículo publicado en su blog, el jeltzale aseguró que, "escuchando discursos como los de Barreda, que reducen la diferencia a lo insignificante, uno tiene muchas dudas de si la convivencia entre distintos es posible o quizá sea mejor, más sano y más coherente, el divorcio como perspectiva de futuro". Por ello, Mediavilla recetó diálogo, porque la imposición enconará el conflicto. "El problema de Euskadi, de Catalunya, sigue estando ahí, y su solución no pasará por negarlo, sino por hallar un punto de entendimiento que permita a cada cual sentirse reconocido y respetado. Imponer una supremacía enconará el conflicto y dificultará la solución. ¿Es tan difícil entender el futuro con un compromiso de soberanías compartidas, sin subordinaciones ni predominancias?", preguntó.
Durante el debate del Congreso, Rajoy no lanzó a Catalunya ninguna contraoferta de financiación ni de blindaje de la inmersión lingüística, no apostó por promover una reforma estatutaria y solamente dejó abierta la posibilidad de que Mas pida una reforma de la Constitución, aunque pareció más un intento de no quedar como el presidente del no que una propuesta con recorrido, porque el PP tiene mayoría absoluta y no tardaría en vetar esa reforma constitucional si se planteara.
El burukide interpretó que, para Barreda, el veto del Congreso era el único desenlace posible, y el resto no serían más que ensoñaciones nacionalistas. "Ser español es lo normal. Sentirse vasco o catalán es la anomalía", dedujo Mediavilla. - M.Vázquez