gasteiz. El Gobierno Vasco puso ayer sobre la mesa una lista de asuntos que los máximos responsables de las administraciones autonómicas y estatal deben tratar con "premura" y que permanecen bloqueados a la espera de que La Moncloa ponga fecha al encuentro entre Mariano Rajoy e Iñigo Urkullu.

La demanda cursada desde Lehendakaritza acumula más de un mes y todos lo intentos activados hasta ahora han resultado infructuosos para que el presidente del Gobierno español abra las puertas a su homólogo vasco y repita un encuentro que no se produce desde abril del pasado año.

En un primer momento, la llamada urgente del lehendakari estuvo estrechamente ligada al proceso de paz y la nueva situación creada en Euskadi a la espera del desarme y posterior disolución de ETA. El inmovilismo de Rajoy en aspectos como la política penitenciaria impedían, en opinión del Gobierno Vasco, nuevas avances hacia el objetivo final, pero este "bloqueo" se repite en otras materias que el lehendakari también trasladará al presidente del Ejecutivo español cuando tenga ocasión. Así, de forma paralela a la búsqueda de un impulso común en el proceso de paz, Urkullu pondrá sobre la mesa, entre otros asuntos, el cálculo del Cupo, las transferencias pendientes que recoge el Estatuto, la legislación "recentralizadora" a la que parece aspirar Madrid y la Y vasca, según el esbozo que verbalizó ayer el portavoz del Gobierno Vasco, Josu Erkoreka. "Hay muchos asuntos que requieren un desbloqueo en una reunión al máximo nivel , que si no se celebra es porque está siendo objeto de retrasos sistemáticos por parte del otro interlocutor", añadió el también consejero de Justicia en su intervención semanal tras la reunión del Consejo de Gobierno.

El trabajo de mediación que asumió la presidenta del PP vasco, Arantza Quiroga, tras su encuentro con Rajoy no ha surtido efecto hasta la fecha y, de momento, la realidad en el plano práctico se limita a los "deseos" que la líder popular reiteró ayer para que el encuentro entre los dos dirigentes políticos se celebre en el menor espacio de tiempo posible.

La vía que Urkullu quiere sondear en Madrid no es la única que ha puesto en marcha el Ejecutivo vasco en su afán por allanar el camino de la paz y la normalización política. En otro intento, la hoja de ruta remitida a la izquierda abertzale ha cobrado especial protagonismo, sobre todo a raíz de su filtración, y Erkoreka se encargó de matizar que el fin de esta alternativa no era otro que el de alcanzar "un final ordenada de ETA" con la colaboración de la izquierda abertzale.

El portavoz explicó, ante las críticas de otras fuerzas políticas como el PP por ahondar en esta estrategia, que si de lo que se trataba era de que la izquierda abertzale asumiera su propia responsabilidad, se hubiera logrado uno de los "grandes objetivos históricos", como es que esta corriente ideológica representada hoy en día por Sortu "imponga su liderazgo ante ETA".

No obstante, Erkoreka admitió que el Gobierno Vasco no ha logrado "el final ordenado" de la organización terrorista que pretendía con su propuesta de paz, pero aún así destacó que persistirá en su objetivo, ya que el documento remitido a la izquierda abertzale en octubre del pasado ejercicio "sigue teniendo pleno vigor".

El consejero de Justicia justificó esta valoración en los pilares sobre los que descansa la iniciativa del Ejecutivo, "cuatro principios sustanciales que comparte el grueso de las formaciones políticas del país relacionados con el daño injusto, el desarme, la legalidad de la política penitenciaria y con el acuerdo de las cuatro tradiciones políticas del país".

Así las cosas, el portavoz del Gabinete Urkullu insistió en que este Gobierno mantiene las puertas abiertas para emprender nuevas iniciativas, puesto que lo único que descarta el Ejecutivo ante la proximidad del fin definitivo de la organización terrorista y las posibilidades históricas que este escenario acarrearía para Euskadi es quedarse "de brazos cruzados".

respuesta de sortu El portavoz de Sortu, Joseba Permach, rompió ayer el silencio que mantenía la izquierda abertzale desde que se conoció el documento que los dirigentes de esta corriente ideológica habían recibido del PNV, así como los encuentros en los que el propio lehendakari había participado para avanzar en esta propuesta.

El histórico dirigente de la izquierda abertzale declaró que su partido "no puede estar al pairo de las filtraciones", sobre las que no suele opinar, y se limitó a demandar "responsabilidad" al resto de las formaciones políticas ante la "situación política y el fin que podemos buscar mutuamente".