Respuesta incorrecta
YA conocemos la respuesta del Gobierno español al comunicado de los presos en el que mostraban el rechazo al uso de la violencia empleada en el pasado, reconocían el sufrimiento y el daño generado y manifestaban su disposición a la reinserción individual asumiendo la legalidad penitenciaria. Tres avances de primerísimo nivel contenía el citado comunicado, a pesar de que algún indocumentado en Madrid o en Iruñea pretendiera hacernos creer que no contenía novedades. A este comunicado, le siguió la escenificación pública del pasado sábado en Durango, donde los presos excarcelados mostraban su adhesión sin fisuras a la postura adoptada por el colectivo de presos.
Tras el consabido sainete de quienes pedían la prohibición del acto y de dirigentes del PP arremetiendo contra el juez Pedraz por no hacerlo, a pesar de que ni siquiera el propio fiscal lo había interesado, tras la anécdota del show friki en directo de una cadena del TDT party, la verdadera respuesta del Gobierno español llegó la tarde de este último miércoles. Una respuesta acorde a tiempos que creíamos felizmente superados: la Guardia Civil irrumpiendo en un despacho de abogados y deteniendo a los que luego son presentados pomposamente como el frente de cárceles de ETA. Una respuesta gubernamental que tiene un objetivo únicamente propagandístico, como lo demuestra el hecho de que fuera anunciada a los medios de comunicación incluso antes de ejecutarse. Las detenciones practicadas en Bilbao van dirigidas a tratar de calmar y contentar a los caladeros electorales del Partido Popular que se han visto agraviados estas dos últimas semanas con los pasos dados por los presos ante el inmovilismo del Gobierno español.
El PP tiene en estos momentos un grave problema electoral. No, no es debido al desgaste provocado por la crisis económica. Tampoco es debido a la contestación generalizada ante las medidas recortadoras de derechos sociales. No la ha habido, entre otras cosas porque quienes deberían estar encabezándolas en España están lo suficientemente desprestigiados como para suponer el más leve dolor de cabeza para el Gobierno. El problema lo tiene el PP en la fisura que, entre el partido y su electorado más derechoso y otrora más fiel, están abriendo por un lado los pasos dados por las instituciones catalanas en pro de la independencia y por otro lado el cierre de la cuestión de la violencia de ETA. Mejor dicho, ante la falta de contundencia que, en opinión de esos sectores está teniendo el Gobierno de Rajoy.
Algunos no se dan por satisfechos con el inmovilismo con el que habían respondido hasta ahora y ejecutan una provocadora operación policial de propaganda muy alejada de la inteligencia y la visión de futuro que es mínimamente exigible a quien desempeña funciones de gobierno. A la vez que contentan a la ultraderecha, están dando peligrosos argumentos al otro extremo, a quienes desde dentro de la izquierda abertzale muestran su inadaptación, incluso de manera violenta, a los nuevos tiempos. Uno y otro extremo demuestran día a día en un absurdo síndrome de Estocolmo que se encontraban más cómodos en un escenario de plomo y se huele el miedo a los pasos que la Sociedad vasca vaya dando en el futuro próximo en un escenario de ausencia de violencia. Abogo porque ETA siga dando pasos al frente ante esa Sociedad vasca, deslegitimando, ridiculizando y superando las incoherentes posiciones del Gobierno español y aportando soluciones en ese binomio, con independencia de aquellas posiciones.