vitoria. Con un cuenta kilómetros cargadito de cifras, a Xabier Agirre no le son ajenas las riñas que se han apoderado de la Cámara vasca en las últimas sesiones. Enfado e indignación, en algunos casos, y grandes dosis de pose, según el veterano parlamentario, quien recuerda que estos mismos episodios o semejantes forman parte de la memoria colectiva del Legislativo en otras épocas, más duras sin duda, que la que viven ahora los aforados.

En su debut ante el Pleno parlamentario en esta legislatura defendió hace unas semanas la anexión de Trebiño a Álava. ¿Satisfecho? Pretendí trasladar lo que son las inquietudes que han manifestado los dos ayuntamientos del Condado. Y se puso de manifiesto la contradicción del PP. Salí satisfecho.

Ésta ha sido su única intervención. ¿No echa de manos el atril?

Tenía prevista otra intervención relativa al canon de capitalidad que presentó Maroto. Se la comió con patatas, porque para cuando llegó al Parlamento el Gobierno Vasco ya lo había suscrito y se la tuvieron que comer con patatas. Tengo otra sobre alquileres que carece de fecha aún. Ya he tenido muchas intervenciones en el Parlamento Vasco y hay que dar paso a gente más joven.

La Cámara vasca está últimamente abonada a enfrentamientos que parecen más propios de otra época. ¿Cómo se vive desde el escaño?

Tengo una sensación de absoluto déjà vu. Este debate ya lo he vivido hace cinco años, hace diez años. Una cosa es lo que te puedan pedir las vísceras y otra cosa el comportamiento que tienes que tener como representante de los ciudadanos. Esas riñas de patio de colegio no me gustan lo más mínimo y tienen una gran parte de pose.

¿Cómo valora el papel de la presidenta Tejeria ante estos episodios?

Hay que tener en cuenta que también debuta como presidenta. Creo que lo que intenta es no apagar un incendio con gasolina.

¿Cree que esta tensión es un reflejo de lo que sucede en calle con el fallo sobre la 'doctrina Parot' o el inmovilismo del Gobierno español en la política penitenciaria?

Probablemente, pero creo que también obedece a intereses políticos. En el caso de la doctrina Parot, creo que somos Europa y en Europa no se admite esas interpretaciones interesadas de la ley en un Estado que se considera democrático. El PP ha utilizado el tema de las víctimas como arma arrojadiza durante mucho años; a nosotros se nos ha insulto en manifestaciones, en funerales. Cerca de las víctimas está toda el mundo, pero no se puede hacer el uso de ese dolor que ha hecho el PP, y ahora se le vuelve en contra. En este contexto, los populares tienen que mantener en el Parlamento Vasco esa actitud de azote de infieles respecto a la izquierda abertzale. Y la izquierda abertzale tampoco tiene la decisión tomada de llamar a las cosas por su nombre.