Los partidos encarrilan la negociación de las Cuentas en el Gobierno y las diputaciones

Son conciliadores en público y el PNV pide no enmendar a la totalidad

M. Vázquez

vitoria. La fotografía de las negociaciones presupuestarias para el próximo año parece alejarse cada vez más de la convulsión que precedió a las votaciones de 2013, y no solo en el Gobierno Vasco, sino en las diputaciones. Por un lado, y en el caso de Lakua, frente a la prórroga decretada este año por Urkullu, parece asumido que las Cuentas para 2014 podrán ver la luz con el apoyo del socialismo, que entiende que el Ejecutivo ha recogido fielmente en su proyecto las medidas acordadas en el marco del pacto global PNV-PSE. Por otro lado, y en lo concerniente a las diputaciones, en la negociación de 2013 la estabilidad institucional a punto estuvo de saltar por los aires después de que PSE y Bildu enmendaran a la totalidad las cuentas de Bizkaia y Araba. Una negociación cruzada del PP y el PNV para ambos territorios logró abortar el veto en territorio vizcaíno y, aunque sí terminó habiendo prórroga en Araba, pactaron varias medidas que permitieron mitigar sus efectos.

Este año las aguas no bajan tan revueltas: la Diputación guipuzcoana de Bildu podría tener Presupuestos a pesar de haber quemado sus puentes con la oposición porque el PNV se ha ofrecido a negociar; el diputado general de Araba, el popular Javier de Andrés, también ha constatado voluntad de acuerdo en los jeltzales en su territorio; y en Bizkaia podría haber un acercamiento entre el PNV y el PSE.

A esos factores habría que sumar la apuesta del lehendakari por facilitar la aprobación de los Presupuestos en las distintas instituciones, al entender que aportaría estabilidad en tiempos de crisis, aunque también es cierto que lanzó la misma propuesta para 2013 y no tuvo eco. El portavoz parlamentario del PNV, Joseba Egibar, incidía ayer en la misma idea en Radio Euskadi al abogar por "no entorpecer" y no enmendar a la totalidad las Cuentas.

En el caso de Gipuzkoa, una abstención bastaría a Bildu para aprobar sus Presupuestos, aunque PSE y PP decidieran votar en contra. En Araba no sucedería lo mismo: De Andrés necesitaría el apoyo expreso del PNV si el resto de la oposición optara por el veto, aunque cabría augurar una mayor flexibilidad también en el socialismo tras el acuerdo fiscal a tres con el PP.

En cuanto al proyecto de Lakua, los jeltzales tendrían suficiente con la aquiescencia del PSE, si bien resultaría lógico en cierta medida que, tras sumarse al acuerdo sobre los impuestos, el PP, al menos, se abstuviera y no votara en contra. Sin embargo, el parlamentario popular Carmelo Barrio puso ayer sobre la mesa la posibilidad de votar en contra. Según aclaró en la radio pública vasca, si no se "arreglan algunas cuestiones" de las Cuentas, podrían rechazarlas.

Ese mensaje choca con la mayor sintonía que cabría augurar tras el pacto fiscal que, por otra parte, también vino a criticar De Andrés cuando apostó por bajar los impuestos como la Comunidad de Madrid. La postura del PP, que no deja de ver defectos al pacto firmado hace unas semanas por él mismo, podría deberse a su impresión de haberse incorporado al acuerdo como último plato, después de que PNV y PSE lo encarrilaran en una negociación previa. Además, sabe que sus votos no son imprescindibles en el Parlamento, lo que podría moverle a asumir un discurso más crítico.

Desde el PSE, Txarli Prieto ha reconocido que su formación tiene "la mejor disposición" para negociar con Lakua tras ver reflejadas "buena parte" de sus propuestas.

En cuanto a Araba, De Andrés insistió a Europa Press que ha constatado, en público y en privado, la "disposición" del PNV a "asumir una responsabilidad" en los Presupuestos, pálpito que no tiene con el resto de partidos.