legorreta. ¿Puede haber gestos en política penitenciario sin reconocimiento del daño causado?
Sin necesidad de llegar a ese reconocimiento, hay otras vías, como acogerse a los beneficios penitenciarios, que les encaminaría a algo que la organización no les permitía. De alguna forma se pondrían en contra de una de las banderas de la organización y a partir de ahí puede venir todo seguido. Indudablemente, si reconociesen el daño causado sería todo mucho más fácil. Nunca he estado en contra del acercamiento de los presos a las prisiones cercanas a sus familias, porque con el alejamiento se castiga al familiar y este no ha cometido ningún delito.
¿La izquierda abertzale tiene pendiente una explicación a la sociedad?
Por supuesto, tiene muchísima responsabilidad en todos estos años de terrorismo que hemos sufrido, porque ha estado apoyando y defendiendo los asesinatos y otras actividades de ETA. No solo ha mirado a otro lado cuando ETA mataba, sino que lo ha apoyado, y debe hacer autocrítica. También otros partidos y otras instancias tendrán responsabilizarse de algunas vulneraciones derechos humanos, pero la izquierda abertzale es una de las más responsables, después de ETA, de estos años de sufrimiento. Soy la primera en reconocer que el Estado de Derecho, sobre todo en la primera parte de la democracia, cometió muchos abusos y creó sufrimiento, pero no tiene comparación con lo que ha hecho ETA. Cuando es el Estado el que hace este tipo de cosas es más grave que si lo hace un grupo terrorista porque lo hace desde lo público.
¿Deberían pedir perdón por los GAL el Estado español y el PSOE?
Pienso que deberían reconocer que no todo lo que hizo estuvo bien. Sería sano para la democracia y para la convivencia. No solo con los GAL, también en los casos en los en que se haya demostrado que ha habido torturas, por ejemplo. Hay que vigilar e investigar estos casos para que no vuelvan a suceder. Estoy convencida de que todas las denuncias de torturas no habrán sido verdaderas, porque responden a una consigna de ETA, pero habrá muchas que sí.
¿Es hacer equidistancia meter en el mismo saco de las vulneraciones de derechos humanos los asesinatos de ETA y las torturas?
En la experiencia de Grenclee incluíamos a una persona que había sido torturada, sentencia en mano. No creo que se puede hablar de equiparación, se trata de una forma más de violación de los derechos humanos, y si no que me digan qué es una violación de los derechos humanos. Ante un caso de tortura, demostrado, no se puede hablar de equidistancia.
¿Es un insulto a las víctimas la sentencia de Estrasburgo sobre la doctrina Parot
Siempre he respetado las decisiones judiciales, incluso cuando no me gustan. A quienes cuestionan el fallo de Estrasburgo les recordaría que este mismo tribunal fue el que ilegalizó Batasuna y entonces les pareció bien. Entiendo que habrá muchas personas que ahora mismo lo están pasando mal por esta resolución, especialmente las víctimas de atentados cometidos por Inés del Río o las de otros presos que van a excarcelar como consecuencia del fallo de Estrasburgo. Pero en eso consiste la democracia, la Justicia no puede ser a la carta. Todo lo que se haga dentro del Estado de derecho hay que respetarlo, guste o no. Y, además, aquellos que tengan la obligación de cumplirlo deberán hacerlo.
¿Las víctimas deben hacer política?
Las víctimas ni legislamos ni juzgamos, no es ese nuestro papel. Las víctimas hablamos con el corazón, con las tripas, desde las emociones, y tenemos todo el derecho a hacerlo así. Pero de ahí a presionar para a hacer política o justicia hay un trecho. Las leyes son iguales para todos y para construir la democracia y la convivencia no es bueno dejarse llevar por la ley del talión.
¿Se siente identificada con las víctimas que llaman a manifestarse contra la sentencia de Estrasburgo?
Entiendo, por supuesto, el dolor de las víctimas, pero las víctimas no hacemos las leyes, las hacen los políticos, los legisladores, que han sido votados por los ciudadanos y las sentencias las dictan los jueces.
¿Le preocupa el estancamiento del proceso de resolución?
Lo que me preocupa es el inmovilismo de la izquierda abertzale y de ETA. Todos estamos esperando la disolución de la organización pero no lo hace. Además, algunas declaraciones de responsables de la izquierda abertzale son inquietantes. Espero que estos pasos que estamos dando sirvan para que reflexionen y se moderen.
¿Y cree que el Gobierno español debería moverse?
Debería dar pasos y entre estos debería dejar trabajar a esta gente en las cárceles porque hay mucha gente que quiere pero que por miedo a la organización no ha movido ficha.
¿Cómo recuerda su paso por el Gobierno Vasco al frente de la Oficina de Atención de Víctimas?
Con un poco de nostalgia por los once años que ocupe el puesto, pero tampoco demasiada. Algunos fueron años duros, he conocido mucha gente y he aprendido mucho, y eso siempre me va a quedar en el recuerdo, pero ahora vivo más tranquila.
Ocupó el cargo en gobiernos de distinto color, primero con Ibarretxe y luego con López. No es muy habitual.
No lo es. A mí me nombró Ibarretxe, habría que preguntarle a él por qué me eligió a mí. Trabajé a gusto y luego era lógico seguir con el gobierno socialista. Hemos trabajado mucho y muchas de las iniciativas que llevamos al Parlamento Vasco tuvieron buena acogida, intentamos ser un equipo dialogante, sin caer en el extremismo, creando puentes entre diferentes. Cuando llegó el gobierno de Patxi López vieron nuestro trabajo y optaron por darle continuidad.
¿Se llegó tarde a crear desde el Gobierno Vasco una oficina de atención a las víctimas?
Sí, esa es una de las autocríticas que hemos hecho. Ibarretxe llegó a pedir perdón a las víctimas por ello.