madrid. Los talibán paquistaníes amenazaron ayer con atacar a aquellos que vendan el libro de Malala Yousufzai, la menor defensora de la educación para las niñas en Pakistán a la que intentaron asesinar hace un año, e insistieron en que si tienen ocasión tratarán nuevamente de matarla. En declaraciones al diario paquistaní Dawn con motivo de la publicación esta semana del libro Yo soy Malala, un portavoz de Tehreek-i-Taliban Pakistan (TTP) advirtió de que aquellos que lo vendan se enfrentarán a serias consecuencias, ya que la menor no hizo nada reseñable y renunció al Islam.
"Malala abandonó el Islam por el laicismo, por lo que está recibiendo galardones", denunció el portavoz, Shahidulá Shahid. La adolescente fue galardonada este jueves con el Premio Sajarov a la Libertad de Conciencia por el Parlamento Europeo y su nombre era uno de los que más sonaban para el Nobel de la Paz este año, si bien finalmente no recibió este galardón, algo que los talibán consideraron como una "muy buena noticia". El portavos de los talibán paquistaníes denunció además que los medios de comunicación y la comunidad internacional deberían interesarse por los estudiantes de Jamia Hafsa, una mezquita de Islamabad conocida por su conservadurismo y su posición antigubernamental, que nunca recibieron un premio por su valentía.
La pequeña Malala tampoco parece contar con la simpatía de algunos de los habitantes de ciudad, que la acusan de ser un títere de Estados Unidos y una agente de la CIA. "Malala está arruinando el nombre de Pakistán en todo el mundo", aseguró Mohammad Rizwan, un tendero de Mingora, su localidad natal.
El valle del Swat es una zona profundamente conservadora, en la que se espera que las mujeres se queden en casa y se guarden sus opiniones, por lo que muchos ven con suspicacia la campaña de Malala en favor de la educación de las niñas.