vitoria. El órdago lanzado a principios de septiembre por el diputado general de Araba, el popular Javier de Andrés, anunciaba un tortuoso proceso negociador con PNV y PSE para pactar la reforma fiscal, aunque no ha sido para tanto. En menos de un mes, el mismo dirigente del PP que presentó una reforma fiscal en dirección contraria a la de jeltzales y socialistas daba su bendición ayer mismo a que los populares se sumen al acuerdo. De Andrés y su partido, que gobierna en minoría en Araba, salen de este proceso fortalecidos, máxime cuando el pacto les garantiza más ingresos fiscales, ahora que es el territorio que peor va en recaudación, al tiempo que proporciona estabilidad a la legislatura foral, ya que el clima creado abonará el terreno para un acuerdo presupuestario.

Como contrapartida, la fuerte apuesta de De Andrés por un modelo de fiscalidad que a partir de ahora cae en saco roto le puede restar capital político. Hace tres semanas, el portavoz del PNV en las Juntas Generales de Araba, Ramiro González, ya avisaba de que la entonces previsible incorporación del PP al pacto fiscal "desautorizaría por completo" al diputado general de ese territorio. Y es que la propuesta de pacto fiscal y de reactivación económica que presentó hace escasas fechas a bombo y platillo a la sociedad alavesa, lejos de elevar la presión fiscal, incorporaba bajadas de impuestos para acelerar la economía. Solo en concepto de IRPF, el impacto negativo de esas medidas en la recaudación iba a ser de dos millones de euros, aunque el efecto sobre los ingresos no se dejaría notar hasta el año 2015.

Ingresos extras El pacto fiscal a tres bandas proporciona además a De Andrés la tan ansiada estabilidad política, no porque figure en el acuerdo, sino porque se sientan las bases para un entendimiento también de cara al destino de los ingresos extras que se van a recaudar, es decir, a los Presupuestos forales para 2014. La Diputación alavesa funciona con los Presupuestos de 2012 prorrogados, aunque a última hora un acuerdo con el PNV proporcionó alivió a Javier De Andrés al permitirle endeudarse 5,3 millones de euros más, y así cubrir de facto las necesidades del ente foral para este año.

Si en la Diputación alavesa no parecen lejanas las perspectivas de contar con algún grado de entendimiento con PNV y PSE que facilite la elaboración de unas nuevas Cuentas, no se prevé la misma facilidad en el Ayuntamiento de Gasteiz. En éste gobierna el PP, también en minoría, pero el PNV de la ciudad está escaldado por los incumplimientos del alcalde, Javier Maroto, con el que pactó los presupuestos de 2013 a cambio de una serie de iniciativas que no se han puesto en marcha. En este aspecto, PNV y PSE caminan de la mano, al igual que EH Bildu, en su labor de oposición ya que abogan por la estabilidad institucional, pero también por que el gobierno municipal salga de su actual parálisis.

Se han quedado por el momento en la cuneta las acusaciones de los líderes del PP alavés, que criticaron que el pacto PNV-PSE marginaba a Araba en el apartado de la reactivación económica. De Andrés incidía ayer en que haber insistido en una exigencia de mayores inversiones en el territorio hubiera hecho imposible el pacto fiscal, pero avisó de que será uno de los caballos de batalla del PP en la próxima negociación de los Presupuestos de la CAV.

La incorporación del PP al pacto fiscal confiere a esta formación una imagen de centralidad y de responsabilidad institucional al unir sus fuerzas a las del PNV y PSE, un esfuerzo en el que se ha empleado Arantza Quiroga desde que sucediera a Alfonso Basagoiti al frente del partido hace cinco meses.