Bamako. Malí celebra elecciones presidenciales el próximo domingo, las primeras tras el golpe de Estado de marzo de 2012. El objetivo es claro: lograr un presidente y un gobierno fuertes, respaldados por las urnas y con apoyo internacional. Para ello, la intención de las autoridades y de la comunidad internacional ha sido desde un principio que las elecciones abarquen también al territorio Azawad, escenario de un conflicto aún latente. Los desafíos son enormes: la violencia islamista, en forma de atentados suicidas y ataques, continúa en el bastión tuareg, los 400.000 refugiados y desplazados aún no han regresado al territorio, lo que complica el censo y la distribución de carnés electorales. Ayer, el Alto Comisionado de la ONU para los refugiados (Acnur) advirtió de que la mitad de los refugiados que se encuentran en Burkina Faso, Mauritania y Níger no están inscritos en el registro civil para poder votar en las elecciones.
"Es urgente que las autoridades publiquen rápidamente las listas de votantes, actualizadas por última vez en el año 2011, y que repartan las tarjetas electorales, especialmente en los campos de refugiados y áreas remotas", pidió el portavoz del Acnur, Adrian Edwards. El pasado 18 de junio, el Gobierno de transición maliense, el Movimiento de Liberación Nacional del Awazad (MLNA) y el Alto Consejo por la Unidad del Azawad (ACUA) firmaron un acuerdo para la realización de las elecciones presidenciales en Kidal, bajo control de grupos armados tuaregs, que prevé, a cambio, el inicio de conversaciones de paz para determinar el estatuto administrativo del territorio y estrategias de desarrollo para la zona sesenta días después de la celebración de los comicios.
El pacto de Uagadugú ha permitido la vuelta del Ejército y la administración civil maliense a Kidal y el despliegue de las fuerzas de seguridad, supervisado por la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Malí (MINUSMA) y la misión de Francia.
París lanzó el pasado enero una operación militar para expulsar a los grupos fundamentalistas que se hicieron con el control del Azawad aprovechando el caso. Un mes después del inicio de la intervención, el MNLA tomó el control de Kidal. Ahora se teme que los yihadistas hagan acto de presencia en las elecciones en forma de atentados como los que se han cometido en los últimos meses en Malí y Níger.
La Unión Europea dio su respaldo ayer a los comicios, que consideró "un gran paso adelante en el proceso hacia la vuelta plena al orden constitucional en todo el territorio maliense".