GERNIKA.El ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, fue el representante del Gobierno español en la jura del nuevo lehendakari. Llegó de la mano del delegado del Ejecutivo en la CAV, Carlos Urquijo, y fue recibido con una sonora pitada procedente principalmente de un grupo de trabajadores allí concentrados en protesta por la situación económica y del empleo. Salvo este incidente que no pasó a mayores, el ministro se ciñó al guion y no se hizo notar. Ocupó un lugar y un papel deliberadamente discreto para no opacar al protagonista de la jornada y optó por confraternizar con la pléyade de representantes políticos e institucionales de la CAV presentes en la Casa de Juntas de Gernika-Lumo.

En una de estas conversaciones con un senador del PNV, el ministro mostró su asombro rayano a la admiración por la sobria solemnidad del acto de jura y la amplitud del número de personas que en los exteriores del recinto foral seguían con atención el acto durante casi dos horas. El representante jeltzale le replicó con un "Señor ministro, en España el presidente jura ante el rey, aquí el lehendakari jura ante el pueblo que lo elige". El ministro replicó con un "Bueno, bueno...". Y cambió el tema de conversación.