vitoria. El lunes, minutos antes de la rueda de prensa en la que terminaría apostando por gobernar en solitario, la Ejecutiva del PNV reunida en Sabin Etxea aún bullía de ideas para buscar la gobernabilidad de la CAV en un Parlamento tan fragmentado. Tras varias jornadas escuchando las declaraciones de EH Bildu y PSE, que subrayaban las divergencias que separarían a sus partidos del programa jeltzale, la formación de Iñigo Urkullu concluyó que, al menos por el momento, no sería posible gobernar en coalición. Pero la reflexión del EBB en esa tarde del lunes no murió en ese punto, sino que terminó fluyendo hacia un último intento de sumar con el resto de fuerzas: la Ejecutiva llegó a barajar un gobierno de concentración con EH Bildu, PSE y PP.
Según ha podido saber este periódico, la reflexión estuvo sobre la mesa del EBB y fue debatida por los jeltzales antes de decantarse por la gestión solitario. El gobierno de concentración contaba con la virtud de que, al ser planteado como un conglomerado de partidos, las formaciones podrían haber vencido con mayor facilidad el vértigo que podría despertar en ellas ser el único socio del PNV. Labrar una alianza tan estrecha sin otras fuerzas de por medio podría resultar impensable para EH Bildu como adversario político de los jeltzales, o para el PSE, tras una legislatura de enfrentamiento. La idea del Ejecutivo de concentración se presentaba, así, como un último recurso ante la imposibilidad de labrar un gabinete de coalición. Sin embargo, según las fuentes consultadas, las más recientes declaraciones del resto de los partidos, que se colocaron automáticamente en la oposición antes de finalizar las conversaciones, y que subieron el tono de sus críticas hacia el PNV, terminaron disuadiendo al EBB, que finalmente optó por enterrar la propuesta. No llegó a ser planteada a los partidos al entender que no iba a ser bien acogida. Minutos después, los jeltzales se decantaron en rueda de prensa por gobernar en solitario.