LOS CABOS, MÉXICO. "Apoyamos la intención de considerar pasos concretos hacia una arquitectura financiera más integrada", con una nueva unión bancaria europea, explica, que incluya un supervisor único, capacidad para liquidar y recapitalizar entidades, y un unido fondo de garantía de depósitos.
En la reunión de los Cabos, en México, el G20 ha acordado además tomar medidas para impulsar el crecimiento equilibrado en todo el mundo, la dotación de mayores recursos para que el FMI actúe en las crisis, un llamamiento en contra del proteccionismo comercial, e iniciativas concretas en pro de la seguridad alimentaria y la inclusión financiera.
Pero la crisis europea se ha convertido en el eje central de la cumbre y también de la declaración final del G20, un grupo en el que participan cuatro socios europeos (Alemania, Italia, Francia y el Reino Unido), más España, que acude en calidad de invitado permanente.
En la declaración final, los Veinte afirman que "en este momento de renovadas tensiones en los mercados, los miembros europeos del G20 tomarán todas las medidas necesarias para salvaguardar la integridad y la estabilidad del área".
En el comunicado se citan dos medidas concretas que deben abordar los europeos, mejorar el funcionamiento de los mercados financieros y romper el circulo vicioso entre la banca y la deuda soberana de los países.
La cumbre que hoy acaba es la última del G20 hasta que en junio del próximo año vuelvan a encontrarse en San Petersburgo, bajo la presidencia rusa, si la situación internacional no requiere una reunión de líderes anticipada.
Por ello, los jefes de Estado de Gobierno y del G20 quieren dejar las directrices establecidas para avanzar en un proyecto común de crecimiento estable y sostenido, con ajustes en los países deficitarios, y con medidas expansivas en las naciones con superávit en la balanza de pagos.
"Actuaremos todos juntos para fortalecer la recuperación y afrontar las tensiones de los mercados financieros", señala.
Más allá de Europa, en la cumbre del G20 se ha logrado un importante avance en la decisión de armar al Fondo Monetario Internacional (FMI) con un poderoso 'cortafuegos' ante la crisis, por importe de 450.000 millones de euros.
En la Declaración Final, el grupo establece que el dinero será utilizado como una red de seguridad para futuras crisis, y para preservar la "estabilidad financiera global".