Madrid. Se ha aplazado casi nueve meses, pero en febrero habrá batalla final entre Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón, después de que la exministra no se haya amedrentado ante el calibre de la lucha que se le viene encima y haya decidido disputar a su excompañero de gabinete el liderazgo del PSOE.
Carme Chacón ha dado el paso al frente que todo el mundo esperaba y ayer confirmó el anuncio de su candidatura desde la sede de UGT en Valencia, en un acto de la plataforma "Mucho PSOE por hacer", donde aseguró estar "lista" para "encabezar un proyecto nuevo en el socialismo español".
La presentará el próximo sábado en Olula del Río (Almería), el pueblo natal de su padre, escenario muy simbólico donde Chacón quiere hacer un guiño a la mayor federación socialista, que aportará el 25% de los delegados del 38 congreso federal de Sevilla, y en una comunidad que celebrará elecciones autonómicas en primavera.
Ha tardado más de 40 días en dar este paso, tras el 20-N, pero no ha estado parada en estas semanas, escuchando a unos y otros dentro del partido y tanteando sus opciones.
Y no son pocas, a tenor de las adhesiones públicas de compañeros de partido que ha recibido en este tiempo, sobre todo a través de la plataforma y del manifiesto "Mucho PSOE por hacer", firmado por una treintena de dirigentes socialistas.
Entre ellos algunos excompañeros suyos en el gabinete de Zapatero, como Francisco Caamaño, Miguel Ángel Moratinos o Leire Pajín, amén de otros referentes del partido como Josep Borrell, Cristina Narbona o Juan Fernando López Aguilar.
Todo hace prever que el de Sevilla será un duelo tradicional porque en las últimas horas se han desinflado las especulaciones sobre un tercer candidato, que pocos confían en que aparezca en este cónclave que el PSOE celebrará del 3 al 5 de febrero.
En mayo del año pasado, Chacón prefirió retirarse de la carrera para ser el nuevo cartel electoral del PSOE en sustitución de José Luis Rodríguez Zapatero y dejó el camino desbrozado a Rubalcaba.
La exministra argumentó entonces que daba un paso atrás para no dañar la imagen del partido con luchas intestinas, justo después de la derrota socialista en las elecciones autonómicas y municipales de mayo.
Numerosas voces en el PSOE interpretaron su movimiento como un repliegue temporal. Y Chacón no les ha defraudado. Con este paso se cumple también el vaticinio de muchos dirigentes socialistas, que ven en ella a la sucesora natural de Zapatero.
En estos meses, Chacón y Rubalcaba han mantenido las buenas formas, hasta el punto de que en plena campaña electoral para el 20-N no dudaron en intercambiar unos "mimitos" delante de las cámaras.
No es probable que desde ahora y hasta el congreso federal tengan tiempo o ganas de nuevas muestras de cariño, ni siquiera cuando el domingo se sienten uno al lado del otro durante el Comité Federal.