LLEGAron, hablaron y siguieron de campaña. Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy protagonizaron ayer el esperado debate, él único a dos y, para algunos analistas, uno de los pocos resortes en manos del socialismo para maquillar las pésimas expectativas electorales del partido de la rosa.

En el cuarto día de campaña ya no valen los sonoros eslóganes del inicio, hay que dotarles de contenido con medidas concretas como las que ambos dirigentes aplicaron en sus respectivas intervenciones. También lo hicieron las formaciones vascas. Entraron en harina con la vista puesta en la sanidad, educación y el paro, siempre el paro, en todos y cada uno de los discursos de campaña.

Euskadi conoció ayer estas propuestas y recibió la visita del presidente del Gobierno actual. José Luis Rodríguez Zapatero viajó hasta Vitoria para restañar las heridas advertidas desde el socialismo vasco y sellar en su despedida las paces con Patxi López. Hacía más de tres décadas que un jefe del Ejecutivo no visitaba la residencia del lehendakari. El primero y último hasta ayer fue Adolfo Suárez. Lo hizo en 1980, el año en el que ETA mató a 92 personas. Harina ésa, de otro costal.