BILBAO. El presidente del EBB del PNV, Iñigo Urkullu, ha afirmado hoyque Euskadi vive hoy "un momento de alegría individual y colectiva" tras el anuncio de ETA del cese definitivo de su actividad armada, pero ha advertido de que "no todo está hecho", ya que es necesario "trabajar" la paz, la reconciliación y la concordia.
El dirigente jeltzale ha asegurado que la sociedad vasca está "contenta y orgullosa" por haber "superado el terrorismo" y porque "la democracia se ha impuesto por fin a la violencia".
No obstante, ha avisado de que "no todo está hecho" y de que el "objetivo de toda la sociedad vasca" debe ser trabajar en pro de la reconciliación para dejar a sus hijos "un legado de memoria, libertad y concordia".
Además, Urkullu ha tenido un recuerdo especial para "las personas cruelmente asesinadas", para "los amenazados, perseguidos, chantajeados" por la organización y también para "todas las personas que han trabajado denodadamente por la paz".
ENTREVISTA EN DEIA
Iñigo Urkullu no podía disimular su alegría tras conocerse el comunicado de ETA. Su primer recuerdo fue para las víctimas de la banda armada, a los que recordó señalando que "su sacrificio no será estéril". El líder del PNV calificó de "magnifica noticia" la difusión del comunicado y brindó el apoyo de su partido a la izquierda abertzale para con el conjunto de las formaciones políticas y sociales de Euskadi "recorrer unidos el camino de la reconciliación y la concordia". El presidente de la formación subrayó que este comunicado "era la única comunicación de ETA que nos interesaba y por fin ha llegado" y añadió: "La pesadilla se acaba". "Por fin vamos a poder pasar página. Despertar sin miedo y mirar al futuro con esperanza. El bien supremo de la paz está a la vuelta de la esquina. Euskadi ha doblegado la violencia", manifestó.
ETA ha anunciado un cese definitivo de la actividad armada, pero cese no es sinónimo de disolución.
Efectivamente, no es sinónimo. En cualquier caso, todos tenemos que ser conscientes de que lo importante es el fin de la violencia y de la lucha armada y que no se ejerza ningún tipo de violencia bajo ninguna excusa. Todo lo demás -disolución, entrega de las armas, acta final de liquidación...- se gestionará de otra manera en su momento, pero todo con el convencimiento pleno por parte de todos de que esto ha terminado.
¿Ha sido la conferencia internacional una pista de aterrizaje para que ETA dé este paso, un acto de generosidad, un por la paz un ave maría?
No es la primera vez que se ha planteado la conveniencia de una conferencia internacional. En el proceso de Loiola, el PNV planteó esta posibilidad en una reunión celebrada en octubre de 2006. Anteriormente, en 1996, Elkarri también lo intentó. No es patrimonio de la izquierda abertzale, es patrimonio de todos los que hemos participado en dicha conferencia, de todos los que lo hemos impulsado y de que se haga como pista de aterrizaje para la izquierda abertzale. Todos sabemos que la responsabilidad de no vivir un tiempo de paz es de la organización terrorista ETA y sabemos que la responsabilidad de poder vivir en un tiempo de paz depende de la decisión de ETA de renunciar a la lucha armada. Somos conscientes de que hay una exigencia de la sociedad vasca que no había sido atendida por ETA y que quien está necesitado de que la violencia termine de manera definitiva es la izquierda abertzale. Es su problema y también su necesidad.
Pero han necesitado ayuda externa.
No son capaces de hacer ese camino en solitario, perteneciendo a un mismo mundo no han sabido decirle claramente a ETA que su tiempo ha terminado y que tiene que cesar definitivamente. Para eso es necesario darles cobertura. Así ha sido el guion establecido previamente en el que hizo suya la Declaración de Aiete, con el llamamiento a ETA. Si se quiere caricaturizar o minimizar la conferencia, o patrimonializarla, se puede hacer, pero es muy miserable. Todos somos conscientes de que esto ha sido necesario no solo como pista de aterrizaje, también para que las personalidades internacionales supieran de primera mano cuál es la posición de cada uno de los agentes implicados. La izquierda abertzale sabe que somos otros los que le estamos solucionando los problemas.
Usted, su partido, ha hecho de puente entre dos mundos incomunicados (izquierda abertzale y PSE) para que confluyan en torno a una misma mesa. Imagino que ha sido muy complicado.
Así lo ha sido, sobre todo porque veníamos de fracasos anteriores motivados por la decisión de ETA de volver a la acción violenta y porque han habido actos violentos que han generado muertos. Todo esto ha generado mucha desconfianza y fuertes resistencias a celebrar encuentros públicos. Pero finalmente ha sido posible, en buena medida porque la conferencia internacional ha servido como base para el encuentro público entre los agentes de este proceso, que de otra manera quizás nunca se hubiera producido.
El Gobierno español deja hacer pero no se compromete.
Hay que entender la situación que vive el Estado español, sobre todo porque está en medio de unas elecciones, porque ve que el PP está vigilante a la espera de un paso en falso del gobierno. Y necesita cobertura por parte de otros agentes internacionales. En ese sentido, al Gobierno español le viene bien el apoyo del gobierno francés y de la conferencia internacional.
¿Qué margen le queda al Gobierno de Zapatero para impulsar el proceso?
No tiene margen para impedir nada ni para promover nada. Está en una actitud de dejar hacer, de dejar que las cosas transcurran su curso, que no es poco para un gobierno que está en las circunstancia que están. Particularmente, yo creo en la voluntad del presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, de que se llegue al final de una etapa negra en la historia de la sociedad vasca, pero también del Estado español.
¿Se puede esperar algo parecido de Rajoy cuando llegue a Moncloa o actuará en dirección contraria?
En este caso hay que tener en cuenta tanto lo que se dice como los silencios. Le doy mucha importancia a que Mariano Rajoy en su discurso no haya seguido la senda trazada por Aznar, que cuando fue presidente también actuó de manera diferente a lo que dice hoy, o por algunas voces destacadas de su propio partido. Frente a esto apelo a la generosidad y a la altura de miras para no caer en la tentación de intentar sacar rédito electoral o partidista de esta cuestión.
Hasta ahora, Rajoy ha optado por no mojarse.
Creo que la generosidad y la altura de miras también pasa por el silencio en determinados momentos y determinadas cuestiones. El PP tiene la presión de sus propios discursos del pasado, la presión de una manera de hacer política basada en identificar legítimas aspiraciones nacionales con el terror asimilando nacionalismo a terrorismo. Rajoy es cautivo de todas esas presiones alimentadas y cultivadas por su propio partido durante años, pero al mismo tiempo creo que sabe interpretar cuál es la disposición de la sociedad vasca y la cobertura que el PNV le daría también a un gobierno del PP si se da el caso.
¿La hoja de ruta de este proceso beneficia electoralmente a Amaiur de cara al 20-N? ¿Es casualidad que ETA anuncie su final en vísperas de las elecciones?
El momento actual no se entiende si no se tienen en cuenta los anteriores procesos de paz frustrados, sin la acción policial y judicial contra ETA, sin una conciencia muy arraigada en el 99% de la sociedad vasca de que esto tiene que terminar, sin un proceso de necesidad de la propia izquierda abertzale de tener representación institucional, sobre todo tras el riesgo corrido en las pasadas elecciones municipales y forales de haberse quedado fuera de las instituciones. Muchos, no solo de mi partido también de otras formaciones, han sido los que me han preguntado sobre el beneficio que la llamada izquierda abertzale pueda tener con todo esto. Muchos me han dicho si no nos damos cuenta de que la más beneficiada de todo esto puede ser la izquierda aber-tzale y de que en las pasadas elecciones fuimos los mayores perjudicados. El PNV desde el primer momento ha tenido claro que arriesgará lo que tiene que arriesgar, incluso en solitario. Aún a costa de poner una merma coyuntural de nuestra representación institucional, el PNV está dispuestos a asumir riesgos si a cambio conseguimos que la sociedad vasca puede vivir en paz. Esto es lo que me anima: ser honesto y coherente, hacer honor a todos los que antes de mí en este partido han trabajado por esto. Y si de esto se deriva que el 20-N otros partidos se benefician de ello porque hay una utilización electoral de la situación...
¿Cree que el electorado les reconocerá su labor?
Yo confío en la sociedad vasca y confío en que percibirá el papel que hemos jugado, en nuestro compromiso. Recuerdo en este sentido, nuestra decisión de hace un año en la negociación de los Presupuestos Generales del Estado en la que, además de dotar de estabilidad presupuestaria para el Estado español y evitar que fuera intervenido como Grecia y de impulsar el desarrollo del autogobierno y las transferencias de competencias a Euskadi, logramos más tiempo para que Zapatero agotara la legislatura y dar así más tiempo a la construcción de la paz.
Al lehendakari le ha pillado todo esto fuera de Euskadi. Tampoco estuvo en la Conferencia Internacional. ¿Le han podido las razones electorales y la presión de su socio preferente, el PP?
Su actitud ha estado marcada por la desorientación absoluta, no ha sabido cuál es el papel que le corresponde como lehendakari de todos los vascos, no solo como lehendakari de los votantes del PSE y el PP. Fue él mismo el que, no hace mucho, a la luz del papel activo que el PNV había tomado en todo este proceso, reivindicó en rueda de prensa oficial el papel de liderazgo que le correspondía y, sin embargo, no ha ejercido ese papel. No estuvo en la conferencia internacional pero, por contra, el mismo día su consejero de Interior mantuvo un encuentro discreto con Kofi Annan. Como secretario general del PSE, dijo que no iban a estar en esa cumbre y finalmente sí lo han hecho. Es evidente la desorientación, pero lo más grave es que no ha desempeñado una labor proactiva en aquello que la mayoría de los vascos y las vascas demandan, la búsqueda de la paz. Su ausencia es una tacha institucional muy importante.
¿Qué relato del conflicto va a quedar para la historia?
Cada uno intentará hacer su propia narrativa de lo que ha pasado en las últimas décadas en Euskadi, pero la historia es clara y única. Aquí ha habido una organización terrorista que nunca tuvo que existir y que ha causado mucho dolor, ha dejado muchas víctimas en el camino, ha alterado la normalidad política y democrática de este país y ha supuesto un gran obstáculo para la construcción nacional vasca y el autogobierno.