Se adivina en el horizonte inmediato la aparición de una serpiente de verano. Lo primero que han hecho las nuevas corporaciones de Bildu nada más acceder a las decenas de ayuntamientos que han conquistado ha sido retirar la bandera española de sus balcones, y las reacciones no se han hecho esperar. La Delegación del Gobierno en Euskadi, UPyD y el sindicato de funcionarios Manos Limpias denunciaron ayer el incumplimiento de la Ley de Banderas y de la Constitución y abrieron la espita de una polémica que ni mucho menos es nueva para los ciudadanos vascos.

El simbólico gesto de arriar la rojigualda de municipios como Lizartza, Arrasate, Hernani, Usurbil, Lekeitio, Oiartzun, Etxarri-Aranatz, Lezo o Zizurkil amenaza con venir acompañado en las próximas semanas de denuncias ante los tribunales y crispación generalizada, un nuevo frente de pelea política que trae consigo el regreso de la izquierda abertzale a las instituciones.

El primero en reaccionar a la retirada de la enseña española de los balcones consistoriales fue el parlamentario de UPyD Gorka Maneiro, quien exigió al Gobierno central que "haga cumplir la Ley". Según Maneiro cuando desaparece la bandera de una institución "significa que en el territorio sobre el que tiene jurisdicción no se respetará la Constitución ni serán de aplicación los derechos que esta proclama para todos los ciudadanos".

Por su parte, Manos Limpias exigió al delegado del Gobierno en Euskadi, Mikel Cabieces, que haga cumplir la legislación vigente, pues "en consonancia con la Ley de Banderas y con la Constitución Española, la enseña nacional debe ondear en la sede de las instituciones y, además, con carácter preferente".

Cabieces respondió a la reclamación del sindicato que "actuará con el mismo criterio y la misma normalidad con la que viene actuando hasta ahora en relación con los ayuntamientos". Es decir, pedirá a los consistorios de Bildu que repongan la bandera, y si no lo hacen, les denunciará ante los tribunales, "los únicos que les pueden obligar a hacerlo".