vitoria. Ministro del Interior, vicepresidente primero del Gobierno, portavoz de Moncloa, candidato a las primarias del PSOE y ahora, además, estratega del partido. Los papeles que está asumiendo Alfredo Pérez Rubalcaba demuestran que su ambición no es sólo medirse a Rajoy en las elecciones generales de 2012, sino planificar cómo hacerlo, cuando (que no haya elecciones anticipadas) y sondear las posibilidades del día después. Y para ello, solo y sin Zapatero, cenó la semana pasada en Barcelona con los líderes de CiU, Artur Mas y Josep Antoni Duran Lleida. En teoría el encuentro era para hablar sobre los posibles apoyos al Gobierno para que pueda agotar la legislatura, pero en la mesa y tras la retirada de Chacón, estaban su papel de presidenciable y la necesidad de sondear posibles escenarios postelectorales. En otras palabras, ganar el tiempo necesario para consolidarse como candidato de cara a la sociedad y testar qué apoyos tendría para descabalgar del Gobierno a un Rajoy que se ve virtualmente en la Moncloa.
Según informaban ayer El Periódico y La Vanguardia, fue Rubalcaba quien solicitó la reunión con Mas y Duran, y en ella les planteó que los diputados convergentes apoyen los presupuestos del Estado para 2012 y algunas de las reformas legislativas pendientes más importantes, como las vinculadas a la negociación colectiva o a la reforma de las pensiones. Las contraprestaciones: desbloquear algunas de las inversiones en infraestructuras así como la consignación a la Generalitat a finales de año de los 1.450 millones pendientes del Fondo de Competitividad. La gestión aeroportuaria también sería moneda de cambio.
abstención En respuesta a estas informaciones el presidente de CiU en el Parlamento catalán, Oriol Pujol, advertía ayer de que la reunión del presidente de la Generalitat, Artur Mas, con Rubalcaba, no modificará la estrategia de la federación en el Congreso y su negativa a los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2012, pero, añadía, "Mas jugará sus cartas a favor de Cataluña". Tal postura reflejaría la posibilidad de que Rubalcaba haya podido atar un principio de acuerdo para la abstención de CiU.