Vitoria. "Oña, oña, oña, Garoña ni de coña". Así de briosos se mostraron ayer los portavoces de Ezker Batua, que se concentraron ante el Artium para pedir un calendario de cierre a corto plazo de las nucleares del Estado que incluya por su puesto el de la central burgalesa.
El diputado de IU en el Congreso, Gaspar Llamazares, se sumó a la protesta para mostrar su apoyo a los candidatos alaveses de EB incidiendo en una cuestión que se ha vuelto a hacer un hueco en los discursos de campaña tras el desastre desatado por el tsunami que arrasó la central japonesa de Fukushima, gemela de la de Garoña. Así, con el viento a favor, Llamazares vio más justificado que nunca el cierre de este modelo energético y su sustitución por otro basado en las energías renovables.
En la misma línea, el candidato de EB a la alcaldía de Vitoria, José Navas, advirtió de que la capital alavesa no incorpora en su plan de emergencias medidas ante la amenaza nuclear, por lo que su formación política reclamará su inclusión inmediata ante el riesgo de emisiones radiactivas.
Según precisó, el de Garoña no es un simple debate de suficiencia energética, sino uno exclusivamente económico, porque la central "ya está amortizada y cada año más de funcionamiento sirve para engordar los beneficios de sus dueños, quienes pretenden obtener los máximos beneficios a costa de nuestra seguridad". "Si esta central estuviera en Alemania ya se habría clausurado, si estuviera en Francia, también estaría cerrada, porque no permiten su funcionamiento tras finalizar su vida útil, y si estuviera en Estados Unidos habría sido reformada, porque sus reactores son idénticos a los moribundos de Fukushima", denunció el concejal de EB en Vitoria.