Vitoria. Lejos de amainar, la tormenta desencadenada por el Partido Popular sobre el Gobierno que lidera José Luis Rodríguez Zapatero a raíz de las actas escritas por ETA durante el último proceso de diálogo siguió arreciando ayer involucrando en la lluvia de reproches y críticas a más protagonistas; entre ellos el propio presidente del partido, Mariano Rajoy, que hasta el momento había preferido observar los embates de sus compañeros cobijado en una discreta segunda fila para no mojarse demasiado.

Rajoy volvió a situar a la mano derecha de Zapatero en la diana de las críticas populares y no dudó en seguir la linea marcada esta semana por su partido según la cual Alfredo Pérez Rubalcaba habría mentido en el pasado a los ciudadanos y, en consecuencia, podría estar haciéndolo también ahora. En su opinión, las explicaciones que ha ofrecido hasta la fecha son "falsas" y exigen que el Gobierno, e incluso el Centro Nacional de Inteligencia, den explicaciones en el Congreso. "Se empeñan en seguir engañando" en lugar de reconocer la verdad, aseguró.

Romper el pacto antiterrorista Pero las críticas no se limitaron al líder del partido. Hasta una decena de portavoces del PP llegaron a recurrir ayer a las actas de ETA para atacar al Gobierno siguiendo el guión escrito la víspera en el Congreso, aunque con una nueva clave: ¿quién está incumpliendo el Pacto Antiterrorista suscrito entre ambos partidos precisamente para sacar estas cuestiones de la refriega diaria?

El reproche que había dejado en el aire el propio Rubalcaba en la respuesta que dio a los populares en el Congreso escoció a sus principales portavoces, que pronto se remangaron para devolver la pelota al tejado socialista. Esteban González Pons no dudó en acusar a su socio en este pacto de ser el "mayor mentiroso" de España, mientras Jaime Mayor Oreja o Federico Trillo seguían hurgando en la herida y Soraya Sáez de Santamaría trataba de defender que el apoyo del PP a este pacto es "leal y legal", a diferencia del del PSOE.

Los dirigentes socialistas negaron la mayor. Ramón Jáuregui denunció la falta de "coherencia" y responsabilidad mostrada por los populares en esta cuestión y José Blanco les exigió que dejen de utilizar "la bazofia" de ETA para desgastar al Gobierno.

Desde la barrera, los portavoces de PNV y CiU respaldaron al Gobierno y recriminaron la estrategia del PP. Josu Erkoreka afirmó que su partido no apoyará que Rubalcaba dé cuentas en el Congreso sobre el presunto "chivatazo", ya que a su juicio estas son "meras salvas preelectorales", mientras Josep Antoni Duran y Lleida dijo sentir "vergüenza ajena" ante la estrategia popular.

Y mientras todo esto pasaba más allá del Ebro, la portavoz del Gobierno Vasco, Idoia Mendia, se esforzaba por que este terremoto generado al calor del "caos Faisán" no tuviera réplicas que hicieran temblar su pacto en Euskadi. Nuestra relación con el PP vasco es "firme", reiteró ayer, antes de reclamar "prudencia" y "unidad" para que nadie haga "de altavoz" de ETA en este debate.