bilbao. ETA ha dejado de mandar cartas de extorsión a los empresarios vascos desde mediados del pasado mes de noviembre. De este modo, y según ha podido constatar este periódico de fuentes de toda solvencia -tanto políticas como empresariales y de la lucha antiterrorista-, el denominado impuesto revolucionario se encuentra en suspenso desde hace casi dos meses. Aunque en noviembre llegaron un par de cartas, algunas fuentes consideran que podrían pertenecer a la remesa de octubre, por lo que la decisión de acabar con la extorsión podría haberse tomado entonces, hace tres meses. Así, el concepto "general" con el que la organización armada calificaba el alto el fuego decretado el pasado 11 de enero adquiere un valor añadido que no había tenido con los primeros comunicados emitidos los días 5 y 18 de septiembre de 2010.

A lo largo de las diferentes treguas, la organización armada se ha reservado lo que ha considerado como aprovisionamiento, tanto económico como logístico. En el primero de los apartados entraría el impuesto revolucionario, en el segundo, el asalto efectuado en diciembre en el que tres encapuchados se apoderaron de material para fabricar tarjetas de crédito o identificación.

ETA anunció en septiembre que meses antes había tomado la decisión de cesar "las acciones armadas ofensivas". Sin embargo, especialmente en julio, la organización mandó una remesa de cartas de extorsión. Este diario confirmó la existencia, por lo menos, de cuatro de estas misivas; una de las cuales exigía 48.000 euros.

Tras el comunicado de septiembre, el exsecretario general de Confebask, José Guillermo Zubia, aseguraba que los empresarios seguían estando en el punto de mira de ETA.

A finales de diciembre, a las puertas del último comunicado, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, visitó Euskadi para entrevistarse entre otros con empresarios vascos, a los que dijo haber visto "animados, pero cautelosos". Posteriormente, en rueda de prensa, manifestó: "No sé si se siguen mandando cartas, pero de lo que no tengo constancia es de que haya parado la extorsión a los empresarios".

El presidente de la Confederación de Empresarios de Navarra, José Antonio Sarria, aseguraba ayer a este diario que no tiene "constancia de que se haya recibido cartas de extorsión en Navarra desde octubre", si bien advertía con cautela de que "ha habido otros períodos" en los que tampoco se habían recibido "pero luego han vuelto".

el concepto "general" El esperado comunicado de ETA vio la luz el pasado 10 de enero, y en él, la organización anunciaba un alto el fuego "general, permanente y verificable". Permanente y verificable eran dos de los calificativos que se exigía a ETA en la Declaración de Bruselas y en el Acuerdo de Gernika. El término general era de cosecha propia y levantó especulaciones sobre su significado real. Para el abogado sudafricano Brian Currin, implicaba que ETA aceptaba una tregua "inclusiva" en virtud de la cual se comprometía a parar "cualquier otro acto relacionado con la violencia", incluida la extorsión del denominado impuesto revolucionario.

Además del cese de la extorsión, para otros analistas, al incluir el término general, ETA daba también carpetazo a la kale borroka.