jerusalén. La organización israelí de excombatientes Breaking the Silence (Rompiendo el Silencio) lleva más de seis años avivando en su propia sociedad el debate sobre la moralidad de la ocupación en Palestina. Con su séptimo libro, titulado Occupation of the Territories-Israeli Soldiers Testimonies 2000-2010, la organización pretende dar un paso más allá.
Los 180 nuevos testimonios de 101 hombres y mujeres soldado sobre sus experiencias y sus acciones en los territorios palestinos ocupados ya no son transcripciones literales sucesivas de entrevistas realizadas, como lo fueron en trabajos anteriores, sino que se reparten en cuatro capítulos -cada uno con su introducción explicativa- cuyos títulos se corresponden con "cuatro pilares de la ocupación; cuatro conceptos cuya interpretación por parte del público israelí difiere totalmente de su significado real sobre el terreno", señala Yehuda Shaul, director de la organización. Pero ¿qué entiende el ciudadano israelí sobre estos conceptos que sirven de argumentos a sus actuaciones?
Prevención
Defensa ante un atentado
Cuando un palestino muere a manos de un soldado israelí y el soldado argumenta prevención, "lo que el civil israelí entiende es que el palestino iba camino de realizar un atentado y el Ejército no tuvo más remedio que matarlo", señala Shaul. "Sin embargo, la prevención acaba siendo la justificación para hacer cualquier cosa. La lógica militar dice que si los palestinos sienten que el ejército está en todas partes, tendrán miedo de atacar, así que las "demostraciones de presencia" son constantes". Registros en casas aleatorias de madrugada, provocaciones en negocios y tiendas, detenciones o interrogatorios a discreción. Shaul destaca el gran abismo que existe entre la forma militar y la forma civil de pensar, y cita un ejemplo: "Un día, en plena Segunda Intifada, voy patrullando Hebrón con mis soldados y me encuentro una bolsa negra en el suelo. ¿Será una bomba? Pienso. Para averiguarlo, tengo tres opciones: una, disparo a la bolsa y, si es una bomba, explotará. Dos, llamo a los expertos en artefactos, que para eso los entrena el ejército. Tres, cojo al primer palestino que pasa y le obligo a agitar la bolsa. Todo el mundo se escandalizará si digo que escogí la tercera opción. Pero ahora pensemos como un sargento de un ejército de ocupación cuyas órdenes son "prevenir": Si se corre la voz entre los palestinos de que los usamos a ellos para comprobar si las bolsas son bombas, ¿crees que pondrán más o menos bombas?". Una vez fuera del ejército, "ya con la mentalidad de civil, piensas: ¿Cómo esperaba que los soldados a mi cargo viesen a los palestinos como seres humanos igual que ellos, empleando aquellos procedimientos?". Según Shaul, uno de los grandes problemas de base es que "no puedes pretender tener un ejército de ocupación que sea moral, porque es imposible. Me gustaría ver cómo se las apaña cualquiera sin usar la violencia en el checkpoint the Hawara (Nablús), con un par de compañeros y 300 palestinos haciendo cola. Al final acabas agrediendo a uno de cada 15 y le tiras bombas de sonido a quien se aparte un poco de la fila, porque no hay otra forma de hacerlo". Por ello, el mensaje de Breaking the Silence no se centra en rechazar el servicio militar, sino en decir "no a la ocupación, porque es la ocupación lo que hace al ejército como es".
Este activista afirma que "preguntarle a un soldado si usa a palestinos como escudos humanos es como preguntarle si bebe café por las mañanas. Si quieres meter en la cárcel a cada soldado que viole los derechos humanos, no quedará ninguno. Esto es la ocupación. O lo tomas o lo dejas, pero no pretendas tener a soldados allí y que estas cosas no pasen".
Separación y forma de vida
Palestinos aislados de israelíes
El segundo y tercer capítulo del libro se ocupan y de la separación la forma de vida. Un civil israelí entiende que la separación se realiza entre palestinos e israelíes, pero, "sobre el terreno, se separa a palestinos de palestinos a través de decenas de los denominados checkpoints, sistemas de permisos, diferentes carreteras para diferentes personas, el muro, etc..." Lo cual nos lleva al tercer concepto, por el que generalmente se entiende que la presencia militar en los territorios ocupados debe causar el menor impacto posible en el día a día de los palestinos, "como si la vida bajo ocupación pudiese ser genial", ironiza Shaul. "Y en todo caso, ¿Cómo va a ser eso posible si nuestro modo de "prevenir" es que se mueran de miedo?". Este apartado introduce el concepto de "control" sobre la población.
"En Hebrón nos levantábamos por la mañana y decidíamos sobre la marcha si había toque de queda o no. Otras veces, cuando una nueva unidad llegaba al área, elegíamos una familia totalmente inocente y les mandábamos a detener e interrogar a uno de sus miembros, para que se entrenasen. El tío nunca tendrá la más mínima idea de por qué le arrestaron. Teníamos el absoluto control sobre la población y la usábamos como queríamos".
Aplicación de la ley
Soldados y colonos intocables
En los territorios palestinos viven dos tipos de personas bajo dos sistemas legales. El ejército impone la ley marcial sobre los palestinos mientras que la policía se ocupa de que los colonos cumplan la ley israelí. "Eso quiere decir que los soldados no pueden arrestar a los colonos, porque para eso ya está la policía; así que si ves a un colono atacando a un palestino, no puedes hacer nada". Los colonos, según Shaul, "se convierten en un medio de control porque deciden a dónde pueden ir los palestinos y a dónde no, y el ejército está obligado a protegerlos".
Shaul asegura que rara vez en el Ejército las órdenes son cuestionadas. "Yo ordené disparar a matar a varios niños que tiraban piedras en una carretera entre Batir y Hosan (Belén) porque el general había decidido que aquella carretera era principal, es decir, igual de importante que la que une Jerusalén con Tel Aviv y cualquier disturbio se entendía como una amenaza".
Shaul señala que "quizá nosotros no podamos dormir por las noches, pero los palestinos están muertos; no somos ni víctimas ni protagonistas; ellos sí. Por eso, nuestro deber moral como soldados es admitir nuestra responsabilidad y, puesto que somos la única fuente de información sobre lo que sucede en los territorios ocupados, debemos contarlo".