vitoria. Después del terrible episodio de la T-4, la izquierda abertzale necesitaba un avalista para hacer creíble su apuesta por las vías pacíficas. La antigua Batasuna ha encontrado ese aliado incondicional, pero la fe absoluta de Eusko Alkartasuna en la voluntad de la formación ilegalizada de renunciar a la violencia no ha logrado convencer a quienes tienen la llave para devolverles a las instituciones.
Ayer el secretario general de EA, Pello Urizar, insistía en Onda Vasca-Grupo Noticias en lanzar el mensaje de que los políticos son ahora la vanguardia del independentismo de izquierdas, y afirmó que ETA deberá subirse forzosamente a ese carro como pasajero, y ya nunca más como conductor.
"ETA tendrá que dar una respuesta" al acuerdo suscrito el domingo entre la izquierda abertzale y EA, y "será más pronto que tarde porque no le va a quedar más remedio", explicaba el líder de EA, tan confiado en la buena voluntad de sus compañeros de viaje que se centra ya en la pugna democrática "por la creación de un Estado vasco".
Urizar negó que la unión de fuerzas entre EA y la izquierda abertzale sea un truco electoral y de hecho insistió, como ya ha hecho otras veces, en que ambas formaciones no compartirán listas en la municipales y forales. "Tenemos claro que la izquierda abertzale tiene que tener su propia marca, si la tuviera podríamos empezar a hablar ya de acuerdos, pero no sólo entre nosotros dos".
Reiteraba así Urizar otro de los principios del camino emprendido, el de la futura unión de las fuerzas independentistas de izquierdas, el polo soberanista que ha de hacer frente a la estrategia de los partidos de ámbito estatal. "La actual atomización beneficia a los constitucionalistas", explicó.
Además, el líder de EA aseguró que la reacción de la izquierda abertzale al ataque contra la comisaría de Agurain fue claro con respecto a sus intenciones, "sin entrar en la semántica". En el campo de la semántica, precisamente, es donde los gobiernos vasco y central quieren examinar el nuevo label democrático de la izquierda abertzale, un movimiento que si por algo se ha caracterizado siempre ha sido por utilizar su propio lenguaje. Otra cosa es que sean capaces de avalar punto por punto los principios Mitchell sin cambiar su forma de expresarse, como ocurrió el pasado jueves.
A eso se refería Urizar, pero ni en Madrid ni en Gasteiz se va a dar un solo paso hasta que los políticos abertzales cambien el fondo, y también la forma, de su discurso. En ese sentido, el lehendakari López criticaba ayer que en el acuerdo suscrito el domingo no haya "ni una referencia a ETA", y en la misma línea se pronunciaba la portavoz del Ejecutivo central, María Teresa Fernández de la Vega. "O condenan y se desvinculan claramente de ETA para siempre, o si no, no van a poder estar en política y por supuesto no van poder ir a las elecciones".
Madrid también utiliza su propio lenguaje, el de la tolerancia cero y los votos o bombas, pero a la vez que De la Vega se expresaba así ayer, aseguraba también que la Fiscalía no perseguirá las comparecencias conjuntas de EA y la izquierda abertzale, como pide el PP. Los populares, que contemplan con indisimulado recelo todo el proceso que se está viviendo en Euskadi, han visto colmada su paciencia con las palabras de Tasio Erkizia. El veterano líder abertzale aseguró que "hay más razones que nunca para la lucha armada", aunque se apueste por las vías políticas, y el PP quiere que pague por ello.
Carlos Urquijo pidió ayer al Gobierno Vasco que presente una querella contra Erkizia por enaltecimiento del terrorismo y advirtió, de paso, de que el PP "no admitirá la refundación de Batasuna ni su legalización por la vía de los hechos". Para Urquijo, eso es precisamente lo que ocurrió en el acto del Euskalduna.
Mientras, la evolución de la izquierda abertzale se mira con lupa también en la UE. Ayer los europarlamentarios vascos Ramón Jáuregui (PSOE), Izaskun Bilbao (PNV), y Carlos Iturgaiz (PP) estuvieron en Vitoria para responder a las preguntas de los agentes sociales vascos.
La primera de ellas les llegó desde Lokarri, y aludía a la reconciliación. Mientras Iturgaiz quiere que haya "vencedores y vencidos", Bilbao afirmó haber pedido ayuda en Estrasburgo para cometer ese reencuentro "porque la paz no viene sola", aunque primero se debe declarar "un alto el fuego definitivo". Jáuregui, por su parte, no cree que esa sea una cuestión fundamental, pues lo esencial es que "los terroristas dejen de matar".